Un jurista en coma.


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Por: Marco Velázquez Cristo.

Un jurista de múltiples caras, resentido y egocéntrico, que se dice muy preocupado por los destinos del  pueblo cubano, dedica su tiempo en momentos como los que vive el país, a analizar de manera insidiosa las posibles demoras que sufrirán el examen e implementación de varias leyes previstas a aprobar en este año y en el transcurso del próximo.

Si en vez de volar en alas de su megalomanía mal intencionada, utilizara sus conocimientos para explicarle a los ciudadanos lo referente al ejercicio de sus derechos y los límites que estos tienen en las actuales circunstancias, algo que se refleja en el Articulo # 45 de la Constitución, entonces estaría haciendo algo útil, pero eso no lo hará, otras son sus intenciones.

Veamos.

Pronostica para un hipotético escenario post-pandemia que: se limitaran los derechos de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y religiosas serán tildadas de divisionistas, se producirá una contracción de los derechos en general y se limitaran los “espacios democráticos”, en fin el mar de subjetividades sin otro sustento que el propósito de hacer daño.

Crípticamente esboza la siguiente idea, “…la solidaridad, que también puede ser solidaridad política y económica entre grupos e ideas aparentemente irreconciliables hasta ahora”. ¿Qué quiere decir con todo esto?, acaso está llamando a que los revolucionarios se solidaricen con la contrarrevolución o a los grupúsculos contrarrevolucionarios a unirse?.

En el primer caso comete un craso error, los revolucionarios no somos un grupo, estamos representados en todos los sectores de la sociedad y nunca expresaremos solidaridad política por los grupos de mercenarios que integran la “oposición” fabricada por EE.UU. Tampoco practicaremos la solidaridad como dice, económica, con ellos, ¿qué pretende?, ¿que se les financie? Si esa es su intención debe estar totalmente loco.

Lo de los grupúsculos tampoco tiene asidero. A pesar de que todos piensan igual, no pueden unirse porque sin excepción padecen de los mismos males, ambición por el dinero, ausencia de valores patrios, carencia de dignidad y falta de un pensamiento propio.

Quizás en su afiebrado cerebro está el tratar de aprovechar la coyuntura de la afectación de la Covid-19, para crear condiciones que conduzcan a la tolerancia y legitimación de partidos políticos norteamericanos en Cuba, porque de eso se trata y él lo sabe, como también se conoce que eso es un viejo sueño suyo.

Al parecer el jurista está en un coma más profundo que en el que estuvo Ruperto, porque desconocer las verdades que la pandemia ha obligado a reconocer a regañadientes a algunos y a otros a callar ante ellas, es para  dudar de la capacidad de los sentidos de percibir la realidad de quienes se muestren tan enajenados de ella como aparenta estarlo nuestro disertante.

Demasiado evidente el fracaso del capitalismo al enfrentar la Covid-19 para  que pueda ser ignorado, como también resulta inocultable el éxito de nuestro socialismo en el combate a esa enfermedad. Pero el funcionamiento de los dos sistemas en las condiciones impuestas por la pandemia, revela la superioridad del socialismo sobre el capitalismo no solo en este escenario, sino también en cualquier otro.

Ha quedado demostrado que, solo un sistema socialista puede articular todos los recursos incluyendo por supuesto el humano en función del enfrentamiento a la pandemia y a cualquier otro evento de envergadura y que por el contrario el sistema capitalista se caotiza y es incapaz de organizarse y dar una respuesta eficaz a este tipo de situaciones extremas.

Vale preguntarse entonces, ¿es eso lo que desea el “experto” para el pueblo y país que dice “querer” hasta las lágrimas?

Cae definitivamente la hoja de parra con la cual pretende esconder el bando en que milita cuando plantea, lo cito, “…la relajación o disminución del bloqueo contra Cuba, podría enlentecer una agenda de urgencia de cambios políticos en Cuba, porque pondría al Estado en condiciones de control renovado del consenso pasivo del pueblo…” Dice exactamente lo mismo que expresan los que defienden el bloqueo, es decir, hay que mantenerlo porque si no el Estado incrementará la opresión del pueblo. Es indignante el vasallaje de la pluma y mente de este personaje.

Su planteamiento lleva implícito además un mensaje distorsionador de la realidad cubana al introducir el concepto de consenso pasivo del pueblo. Si nos remitimos a lo que se entiende por pasividad, la cual se asocia a una actitud opuesta al compromiso, a la acción constante, a la voluntad de dirigir la propia vida y de involucrarse con todas y cada una de sus etapas; entonces nos percatamos que está negando el compromiso del pueblo con la Revolución, presentándolo como un ente pasivo y apático que se deja gobernar sin tener voluntad para oponerse a lo que lo afecta. Todo lo contrario de los sentimientos y de la actuación de nuestros compatriotas.

Utilizo términos para referirme a él que, quizás alguien pueda considerar fuertes o hirientes, pero no son momentos de paños tibios ni de medias tintas, el país entero batalla por vencer a un enemigo invisible, muchos arriesgan sus vidas, otros dan muestras de un altruismo sin límites, el pueblo se sacrifica y rinde honor a sus héroes que luchan sin descanso contra la enfermedad y la perfidia de nuestros enemigos. Están en juego la vida de muchos cubanos para permitirle a este Judas Iscariote que, intrigue e intente desmeritar tanta limpia lucha humanista, sembrando la duda, la incertidumbre y calumniando a los que se elevan a una altura moral imposible de alcanzar para él.

Rindo respeto a su padre, destacado profesional del derecho ya fallecido, de posiciones políticas, patrióticas y éticas muy diferentes a la de su vástago. Existe un video grabado hace algunos años que demuestra lo que planteo.

No entro en el análisis técnico de sus planteamientos porque, «La práctica escribió Lenin en Cuadernos Filosóficos es superior al conocimiento (teórico), porque posee, no solo la dignidad de la universalidad, sino también de la realidad inmediata». Y esa realidad dice que el “ilustre” jurista está más perdido y apartado de ella que, Martin perdida en el bosque.

Todo se  hará, no hace falta que leguleyos como este lo recuerden.

 

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