Las fábulas de Esopo las escuché muchas veces en voz de mi abuelo. Siempre me llamó la atención su composición breve, pero de mensaje contundente contra los vicios del género humano. En la mayoría de los casos, los protagonistas son animales u objetos humanizados y resultan recurrentes las malevolencias del lobo, las intrigas del zorro o la superioridad de Zeus. Siempre encierran una enseñanza moral, trasladan un consejo o marcan una pauta en la conducta de los hombres.

Una actitud éticamente punible
A raíz del reciente “Pronunciamiento sobre la protección de los derechos humanos en Cuba» de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés) en respuesta a una solicitud “firmada originalmente por una veintena de miembros, y una mayoría de no miembros” de varios países, que solicitaron condenar a Cuba por una presunta persecución de sus artistas, académicos, e intelectuales en general, miembros de esa entidad en Cuba y fuera de ella, y otros que no pertenecen a LASA, manifestaron en dos sentidos opuestos su inconformidad con el contenido de la declaración.