Se acabó el show de Alcántara: ¿cuál es el nuevo ¡Aé, aé, aé La Chambelona! que se van a buscar?

Por: Marco Velázquez Cristo.

Se cuestionaba la actuación de las autoridades cubanas en el caso de Luis Manuel Otero Alcántara. Esto no es nuevo y ha ocurrido en ocasiones anteriores en que, se ha mediatizado la respuesta a las actividades de uno de estos apátridas al servicio de EE.UU. Consideraban los opinantes que, se podía haber procedido de manera diferente.

En realidad se precipitaban, pues los tribunales  encargados de impartir justicia, aún no se habían pronunciado. La sensatez decía que había que esperar, pero no se pudieron contener y no pocos confundieron el desarrollo de un debido proceso, en el cual Otero Alcántara se encontraba asegurado con una medida de prisión preventiva, con la decisión definitiva sobre él, competencia de los tribunales.

Aun cuando ya fue liberado,  no me parece ocioso analizar el tema. Antes debo diferenciar en honor a la justicia y al respeto que merecen a, compañeros verdaderamente revolucionarios que, muestran su sincera preocupación por las connotaciones que se derivan de las medidas que se aplican sobre estos “personajes” y otros que se hacen los “preocupados”. A los últimos  más que el resultado final del proceso jurídico que se le llevaba a Alcántara, les importaba aprovechar oportunistamente la coyuntura para atacar a las autoridades cubanas. Son dos posiciones completamente diferentes.

Algunos de los que se mostraron inconformes  cometieron el error de vincular el aumento de las campañas y del alboroto de la contrarrevolución a la aplicación de métodos equivocados para dar respuesta a estas acciones. Obviaron que, en el contexto actual signado por el incremento de la hostilidad de la política yanqui hacia Cuba que se manifiesta en: el recrudecimiento del bloqueo, el uso de la falacia de los llamados “ataques acústicos” para deteriorar las relaciones diplomáticas y la embestida de descredito con intención de destrucción contra los principales logros y símbolos de la Revolución como la salud, el deporte, la educación  y la cultura, la contrarrevolución externa e interna como instrumentos de esa política elevan sus niveles de actividad provocativa y la agresividad de estas.

Al respecto Fidel, planteaba, “¿Cuál es el concepto de provocación? (…) habrá que buscar tal vez un diccionario, pero el que yo tengo es el de acciones que se realizan en busca de un objetivo”. El objetivo siempre ha estado claro, restar apoyo interno y externo a la revolución mediante campañas de descredito que les faciliten su destrucción. Sus mercenarios son una de las herramientas que utilizan en busca de estos fines. Para eso les pagan y si no provocan no cobran.

La actuación de las autoridades cubanas nunca se ha caracterizado por excesos o improvisaciones. Es conocido que, tratan de persuadir a estos “personajes” para que abandonen sus conductas provocadoras y los aperciben  de las violaciones en que están incurriendo.

 La escudería mediática de la contrarrevolución se encarga de divulgar estas  acciones de las autoridades de nuestro país. Naturalmente tergiversando su contenido y manera de ejecución. Transforman el trato humano y respetuoso que reciben en  infames acusaciones contra la Seguridad del Estado  de: ingresar ilegalmente en sus viviendas, golpearlos, amenazarlos, violarles sus derechos, reprimirlos, etc. Si eso fuera cierto no actuarían como lo hacen.

Además, aun cuando se publican materiales audiovisuales donde claramente quedan develadas y demostradas las falacias que inventan y el mercenarismo de estos apátridas, el imperio, los gobiernos serviles a él y los lacayos internos y externos tratan de negar lo innegable.

A modo de ejemplo de esa antiética conducta se puede citar la asumida con el video que desmonta la trama urdida  alrededor del arresto del contrarrevolucionario José Daniel Ferrer y pone al descubierto  la inmoralidad de este sujeto. El Parlamento Europeo desconociendo supinamente toda la verdad expuesta en ese material, emitió una resolución exigiéndole a Cuba su liberación. Si se pone o no en libertad es una decisión de los tribunales cubanos, no de la Eurocámara.

Este comportamiento de subordinación incondicional a EE.UU. de la culta Europa y otros actores internacionales no es una excepción, es la regla. Caso como el del falso “invalido” Armando Valladares entre otros muchos así lo confirman.

De lo anterior se desprende que, independientemente de como se proceda siempre inventarán campañas. Quizás si algunos de los “inconformes” que, poseen conocimientos especializados por ejemplo en temas vinculados al arte, cuando contrarrevolucionarios como Luis Manuel Otero Alcántara pretendan públicamente hacer pasar por obras de artes, lo que no lo son, salieran a denunciar la manipulación y dieran su criterio especializado, la perreta mercenaria tendría menos connotación y crédito, sobre todo hacia lo externo. Internamente el pueblo los conoce bien.

Por el momento los preocupados con comillas, Melchoras a matarse, deben ya andar buscando la nueva comparsa en que enrolarse, porque el,  ¡Aé, aé, aé La Chambelona! de Alcántara se les acabó.

“…nadie tiene impunidad garantizada, (…) cuando haya que tomar una medida la tomaremos, puesto que las cosas que estamos defendiendo, para nosotros, están por encima de todo lo demás”.

 Fidel.

 Nota: las citas a Fidel fueron tomadas del libro, “Cien Horas con Fidel” http://www.nabilkhalil.org/spanish/cienhorascap21.html de Ignacio Ramonet, ideas contenidas en su respuesta a preguntas del autor sobre el arresto en marzo de 2003 de unos apátridas.

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