Por: Alfonso Alonso.
Culminó otra Reunión del G-7, el espacio de intercambio concertación de políticas y promesas de las principales Potencias Imperialistas y Centros del Poder Hegemónico Mundial Capitalista.
El gobierno de E. Macron intentó ser un anfitrión con capacidad mediadora, al mejor estilo del glamour francés.
Temas globales y regionales fueron llevados al diálogo presidencial de estos líderes del selecto club del Imperialismo.
Ojos y sentidos puestos siempre en las ganancias y en la defensa de intereses nacionales y de las alianzas volvieron a resurgir «tras bambalinas».
Esta vez no fue la excepción: de nuevo tuvieron que enfrentar las embestidas del «Toro Imperialista Yanqui» pues D. Trump presionó, maldijo a unos, acarició a otros y, al final, con poses y sonrisas de fotos para el «Gran Público» todos intentaron ocultar el fracaso de siempre, frente a las contradicciones interimperialistas, de las cuales V. I. Lenin nos alertara en su profundo y premonitorio estudio sobre el Imperialismo, fase superior y última del Capitalismo.
Temas como: aplacar la guerra comercial de EEUU contra China, quitarle presión al desencuentro yanqui con sus socios comerciales de Europa, el tema recurrente del cambio climático y sus perniciosas consecuencias globales, avanzar en la búsqueda de una mediación que evite una guerra de EEUU contra Irán o contra Venezuela y no conducir, a través de estos posibles conflictos a una intervención de potencias como Rusia y China, y así fraguar un escenario conducente a la 3ra G. Mundial signaron los debates.
Y hubo también «temas de ocasión», como el migratorio, y la quema del «Pulmón de América», con millones de hectáreas de bosques y la amenaza para la vida de más de un millón de indígenas del Amazonas.
Fueron pródigos en promesas. Ahora queda a los pueblos evaluar, cuánto » más de lo mismo» quedará incumplido y con el membrete siguiente: Jugada de Engaño.
Ya son muy pocos los que ven en esos «falsos líderes mundiales» la solución de sus problemas. Y tal conducta tiene un basamento en la contradicción yo siguiente: No es posible que un sistema o fenómeno social que tenga, desde su origen, la opresión, la inequidad, la depredación de recursos materiales y la explotación de los recursos humanos, por el interés material de la apropiación privada de la riqueza creada por los trabajadores, como la esencia misma de su génesis y desarrollo capitalista, se nos presente ahora como el mismo «régimen Salvador» del Mundo, de tales males que ellos crearon y crean, como esencia consustancial de su propia existencia, por antonomasia.
Este es el mentís lapidario de esos convites de falsas promesas y «Hojarasca Mediática», cuya vileza intrínseca resulta, y duele a este analista decirlo, una falsa más ante nuestros pueblos.
Ante tantos desmanes éticos la historia, más temprano que tarde, los juzgará, y una vía revolucionaria traerá un Mundo Mejor para la Humanidad.