Por: Marco Velázquez Cristo.
“…Las cosas parecen tanto más fáciles (…) cuanto menos revolucionario se es…”
Fidel.
Los “nuevos revolucionarios” renuevan sus empellones al gobierno tratando de forzarlo a aceptar sus propuestas que, en esencia significan reinstaurar en Cuba el capitalismo, hecho que de darse, beneficiaría a una minoría y sumiría en la pobreza a la mayoría del pueblo cubano.
Dada la calificación profesional de muchos de los que alucinan y crean estas erróneas propuestas, algunos, exfuncionarios del gobierno en la rama económica o en otras no menos importantes, resulta bastante difícil de creer que no se percaten de las implicaciones que tendrían los cambios que proponen y sus consecuencias.
Son hábiles atribuyéndole a las frases de los dirigentes un significado diferente al original, descontextualizándolas y adaptándolas a los intereses que persiguen con cada uno de sus escritos, utilizándolas como elemento legitimador de sus ideas, así como para evitar suspicacias sobre sus verdaderas intenciones.
En sus últimos textos vinculados al tema, se aprecia un incremento de los cuestionamientos al gobierno por no implementar las reformas que ellos desean y de los augurios del fin del proyecto si no se les escucha. A estas demandas incorporan la exigencia de sacar del aparato gubernamental a los que consideran culpables de retrasar la aplicación de sus fórmulas “salvadoras”.
Como si fuera poco tanto doblez, en medio del muy complejo escenario que vive el país, se aparecen con la “humanitaria” propuesta de que se “viabilice” la entrada de medicamentos, demanda cargada de una hipocresía asqueante. Lo que menos les interesa es ayudar a los enfermos a los que, no por negligencia del gobierno cubano y si por inhumanidad del de Estados Unidos pudiera faltarle una medicina, es la intención oportunista de hacer politiquería de la peor especie con el sufrimiento de un pueblo.
El país cuenta con los mecanismos necesarios para la recepción de donaciones, a través de los cuales se reciben las mismas sin que existan quejas de las organizaciones donantes que, los han utilizado durante años, entonces, ¿por qué no usarlos?, ¿Quién mejor que el sistema de salud para distribuir los medicamentos y hacerlos llegar a los que de verdad los necesitan?, ¿Cómo van a identificar fuera de la institucionalidad las necesidades y lugares al que hay que dirigirlas?, ¿Cómo se va a organizar su distribución?, ¿Cuáles son los mecanismos que dicen existen para distribuir los medicamentos al margen de los establecidos?, ¿Quiénes podrían acceder a esos medicamentos?, en fin son muchas las interrogantes que quedan sin responder, y que evidencian los espurios intereses que se mueven tras estas “humanitarias” propuestas.
“…El exigente inconsciente cree que las cosas son fáciles, cree que las dificultades no existen, y le achaca a la incapacidad, o a la maldad, o a la mala fe de los hombres si las cosas no marchan mejor…”
Fidel.
En este contexto vuelven a retomar la línea de mensaje que intenta conformar y posicionar la matriz de opinión de que el presidente Díaz Canel está rodeado de dogmáticos que se niegan a aceptar los cambios por su mentalidad retrograda o intereses personales, así pretenden crear la imagen de un gobierno con contradicciones internas que, no le permiten al presidente avanzar con su agenda de trabajo.
Todo esto no puede tener otra intención que la de generar incertidumbre, desconfianza y desacreditar las medidas que se toman, la ingenuidad no es admisible. De paso aprovechan para lanzarle flores al presidente, algo que ya han probado en el pasado con nulos efectos. Deberían haberse convencido de que, Díaz Canel no es Gorbachov, pero decía Albert Einstein que, “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro”.
Las “alertas” sobre un inexorable derrumbe de la Revolución sino se “liberan” las fuerzas productivas se reiteran, algo que ya respondió el presidente al preguntarle a los que así se manifiestan, ¿en serio creen que no queremos liberar las fuerzas productivas?, de esa forma les estaba diciendo, ¿ustedes se piensan que somos tontos?, y es que resulta evidente que, atar las fuerzas productivas sería un suicidio, lo que ocurre es que, para los “nuevos revolucionarios” liberar las fuerzas productivas es ir a la privatización rápida y masiva de los diferentes sectores de la economía, y eso sí sería un suicidio.
Llevan años con el mismo incumplido pronostico apocalíptico, prueba de que los equivocados son ellos.
La dirección del país no puede improvisar como desean los exigentes inconscientes como definiera Fidel a los que actúan como los “iluminados” de los que estamos hablando. En las condiciones de Cuba, país del tercer mundo, bloqueado por la mayor potencia económica y militar que ha existido, con el peso enorme de una pandemia sobre su economía, sin grandes recursos naturales, rodeada de un contexto internacional adverso, signado por una crisis económica, con los principales mercados controlados por su peor enemigo; no hay margen para las improvisaciones, un error estratégico pudiera conducirnos a un callejón sin salida. A ese al que algunos nos quieren empujar.
Elementos como: las acciones de los servicios especiales norteamericanos y sus aliados dirigidas a desestabilizar el país, complementar el cerco económico e incrementar el impacto negativo de las medidas del bloqueo sobre la economía cubana, así como el aumento de los precios en el mercado internacional, los obstáculos para acceder a créditos, la elevación de los intereses de estos que, para Cuba resulta aún más significativo por el nivel de riesgo país que presentamos al tener de enemigo a EE.UU. y las condiciones complejas en que opera nuestra economía por causas bien conocidas, y un largo etcétera más, junto a los factores anteriormente mencionados son obviados por los economistas de las recetas “milagrosas” y sus cajas de resonancia que repiten como autómatas lo que estos dicen o proponen.
“…Las cosas parecen más fáciles cuanto menos se ha visto el hombre (…) en la necesidad de resolver los problemas…”
Fidel.
La conjunción de esos factores y de los elementos asociados a ellos, representan un gran desafío a vencer para poder continuar construyendo el proyecto de nación que soberanamente hemos elegido darnos, tarea nada fácil pero no imposible.
Es una tarea para los exigentes conscientes de los que diría Fidel: “…saben que las dificultades existen, saben que las cosas no se logran sin mucho esfuerzo, sin mucho aprendizaje, sin mucha experiencia; el hombre consciente no se imagina que las cosas son fáciles…”
Sin consignismos, ni discursos de barricada, con la confianza absoluta en la dirección del país para guiarnos y sacarnos adelante, así como en la dignidad, coraje y capacidad de mi pueblo de sobreponerse a los mayores obstáculos, con la convicción profunda de que venceremos, a pesar de vacilantes, traidores, mercenarios, flojos de patas, desalentados, ególatras y sumisos, termino.