Odios y dobleces de un miembro de la pandilla “SalvaCuba” .

Por: Marco Velázquez Cristo.

Un miembro de la pandilla «SalvaCuba», admirador del estridente y vulgar contrarrevolucionario Alexander Otaola nos ha hecho el “honor” de dedicarnos unas “amistosas” líneas, llenas de “cariñosos” epítetos en las que, en su afán de mostrarnos toda su consideración, comete deslices que desacreditan los “elogios” que nos dedica.

Nos califica de pandilla y de estar llenos de odios, acusa de lo que hace en compañía de sus correligionarios. 

Olvida que junto al elenco de la plataforma que han convertido en una meretriz mediática, ha irrumpido en sitios digitales y perfiles de Facebook para de manera irrespetuosa y en ocasiones amenazantes, mostrar su desacuerdo con opiniones o publicaciones que no resultaban de su agrado.

De ejemplos de esas censurables conductas están la forma irrespetuosa, grosera y agresiva con la cual se aparecieron en el sitio oficial de la Asamblea Nacional del Poder Popular para cuestionar la publicación de un artículo que rebatía uno de ellos.

No menos antitéticas fueron también las asumidas en el Facebook de un conocido periodista quien por osar ironizar sobre un posible cierre del cubil que defienden, se les aparecieron en manada para lincharlo. Eso sí son manifestaciones de pandillerismo, intolerancia y odio. El compañero que les publicó los molestos detalles de su posicionamiento tampoco escapó a su ira.

En uno de los casos mencionados sostuvimos un debate franco con una persona honesta y revolucionaria (sin comillas ni ironías) que los apoya por motivos que no viene al caso analizar. Entre las cosas que le dijimos fue que no teníamos por qué pensar igual. Al final se despidió agradeciendo el intercambio y nosotros le deseamos con sinceridad éxitos. Eso fue posible porque el odio estuvo ausente, primó la tolerancia y la sensatez de exponer criterios e ideas de manera transparente sin tratar de imponerlas por encima de las del otro.

El odio no forma parte de nuestras motivaciones, es un sentimiento que surge en personas atormentadas por la frustración, que sienten rencor hacia lo que les impide lograr sus propósitos.

¿Quiénes son los que desean cambiar y no pueden, todo lo que no debe ser cambiado, y se muestran inconformes con la generalidad de lo que hace el Estado?, ¿Quiénes le imputan al gobierno no hacer lo correcto para desarrollar el país y se quejan de que no se les escucha?, entonces, ¿quién está frustrado y amargado? Evidentemente no somos nosotros.

Por si quedara alguna duda de quienes son los que odian, cito un fragmento textual de un comentario de quién nos endilga sentir ese sentimiento, realizado durante su incursión en el Facebook del periodista a que hice referencia: “…esa noche, en casa de (…), cuando el guajiro me convenció de que el rencor, la rabia, la soberbia en cada uno de nosotros, nos daña tanto o más que…” El odio no le permite razonar y se mete lastimosamente en callejones sin salida como este.

Personalmente fui víctima de su manera agresiva de comportarse y mi respuesta fue, “Me estás amenazando, (…) no han respondido nada de lo que les puse, lean y traten de desmentirme, lo demás son bravatas de gente incapaz de sostener sus criterios con argumentos…”

Eso es solo una muestra que demuestra quienes son los del odio.

Por otra parte le pondera a Otaola el no ser  tan torpe y tener una apreciable audiencia, opina que logra mejores resultados que los que alcanzamos de conjunto con algunos que en su dicho, pasan por el periódico Granma preconizando lo que califica de pretendida unidad en torno al Partido y la Revolución, la que opina no logramos incentivar.

¿Revolucionario?, a otro con ese cuento.

Comete el disparate de atribuirle la capacidad de hundir a la Revolución, lo que equivaldría a destruirla. ¿Si el imperio más poderoso que ha conocido el planeta, no ha podido hacerlo, va a lograrlo un miserable e histérico personaje como ese?, quizás los deseos frustrados de quien hace semejante consideración nublan su entendimiento.

Le adjudica la victoria sobre las fuerzas revolucionarias que lo combaten en las redes, pues según su opinión alcanza el éxito en fomentar el odio. Una manera de halagarlo y perdonarle ese pecado. Paradójicamente acusa irrespetuosamente al gobierno cubano de torpezas, que recalca de ningún modo se le pueden dispensar.

Torpezas que no define. Puede que las cuestiones que no le perdone al gobierno sean: no dejarse empujar hacia el lado equivocado de la historia, ni aceptar propuestas y recetas que nos llevarían a traicionar el socialismo y al fracaso.

Acusaciones sin argumentos. Se descalifica como juez.

Al parecer siente una particular simpatía por personajes como Otaola, por eso se transforma en abogado defensor del no menos apátrida, José Daniel Ferrer, dice que, por nosotros lo hubiesen condenado a cadena perpetua. Su afirmación no se ajusta a la verdad.

Sí juzga injusto que a este se le califique como una persona sin ética, ni dignidad, de vulgar delincuente violento y de mercenario al servicio del imperio, todo ello verdades demostradas, debe asumir que está de su lado y no mentir para defenderlo.

Sugiere sin sustento, puede no habernos agradado la decisión del tribunal en el caso de este apátrida. En los debates que surgieron alrededor de la misma, la apoyamos por entenderla sabia y apegada a Derecho. Intrigar es un acto censurable.

Un revolucionario no se ocupa de defender a un mercenario.

También ha asumido la defensa del contrarrevolucionario Luis Manuel Otero Alcántara. Su exposición de defensa, un homenaje al cantinfleo y al intento de «equilibrismo» político. No tuvo el valor de fijar claramente su posición sobre  el ultraje a la bandera, ni sobre la pretendida «obra de arte»  del apátrida;  tampoco se atrevió a llamarlo como merece. Lo que  hizo fue fustigar al Estado.

¿Revolucionario?, a otro con ese cuento.

Se muestra molesto por señalamientos que le hemos realizado a una primera figura del elenco del que forma parte, y que entiende sin fundamentos.

Algunas ideas de la dama: “…las adiciones, modificaciones y eliminaciones presentes en el Proyecto Constitucional actual son inconstitucionales…», “…la cláusula de intangibilidad … un obstáculo para el desarrollo del país…”, «el X congreso de la FMC un congreso gris…, se distinguió por viejas consignas, canciones pasadas de moda, interpelaciones a símbolos gastados y abordaje de problemas epidérmicos” (los símbolos que considera gastados Vilma y Fidel y entre las principales cuestiones «epidérmicas» debatidas, las de la juventud y la continuidad).

¿Revolucionaria?, a otro con ese cuento.

Según ella las misiones internacionalistas son uno de los factores que inciden en la baja tasa de natalidad del país porque dejaron a miles de mujeres sin marido (jonrón con las bases llenas), asimismo niega el simbolismo de continuidad que tiene la réplica de la cuna del Comandante en Jefe, como también cuestiona la existencia de una sola revolución. No incluyo sus alabanzas a la república neocolonial, ni sus nostálgicas alusiones a ella.

¿Revolucionaria?, a otro con ese cuento.

Abro un paréntesis para señalar que todos estos «planteamientos» y otros muchos han sido rebatidos con argumentos por reconocidos intelectuales y por nosotros en varios artículos.

En aras de no cansar a quienes nos leen, dejaré para otro post o para un Ebook porque son muchos los desafueros de él, ella y ellos, la exposición de los análisis realizados de estos. De cualquier manera en el texto que nos dedica el «compañero» existen suficientes pruebas de su filiación «revolucionaria».

Retomando el tema. Asume un tono melodramático para acusarnos de estar hundiendo a la Revolución, algo que forma parte del discurso actual de la que pudiéramos calificar como contrarrevolución de cuello blanco, y sí, contrarrevolución, porque todo el que vive del hipercriticismo oportunista, simulando defenderla mientras con sus planteamientos y cuestionamientos le hace el juego a su peor enemigo, no puede calificarse de otra manera. Es mi opinión.

Son los mismos que se han inventado una supuesta oposición de izquierda a la que le imputan el ir contra la Constitución, los que construyeron mediáticamente la existencia de lo que llamaron un núcleo duro que supuestamente obstaculiza la gestión del Presidente Miguel Díaz Canel y se opone a la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, los que ante cualquier cuestionamiento que se les hace se victimizan y acusan a presuntos extremistas de perseguirlos y de estar dañando la unidad. Mientras despotrican de todo lo que les huela a Estado o a defensores de este.

¿Revolucionarios?, a otro con ese cuento.

Su intención es tratar de silenciar, aislar, desacreditar y descalificar a los que honestamente defendemos la Revolución, es la pretensión de confundir para dividir y de esa forma neutralizar las defensas de ella, a la vez que pugnan por ganar credibilidad. Allen Dulles “…a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles, desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad”. ¿Mera coincidencia?

Confunde las sinrazones de sus afines con las razones de Cuba, cuya esencia radica en la digna defensa de la verdad, la justicia y el derecho a la autodeterminación de nuestro pueblo sin intromisiones externas. Razones que nos asisten en la lucha contra el imperialismo yanqui y sus lacayos, que no pueden sustituirse por los intereses de un puñado de embozados personajes. Quien piensa en sí no ama a la Patria decía Martí.

Cada ciudadano tiene derecho a pensar y expresarse libremente, pero eso no le da derecho a atribuirse voz de mayoría en detrimento del legítimo derecho de esta de hacer prevalecer la suya. Decía el maestro, “El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo”.

Su admiración se extiende al sistema judicial del vecino del norte, considera que allí existen mayores posibilidades de justicia que en el nuestro. Esto a fuerza de descabellado parece un bluf. ¿Acaso olvidó el proceso amañado y violatorio de todo derecho a que fueron sometidos nuestros cinco héroes en ese país y las injustas sentencias que le fueron impuestas?, ¿no recuerda la impunidad con la cual se paseaban por las calles miamenses los terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch autores intelectuales del horrendo crimen de Barbados?, por solo citarle dos ejemplos vergonzantes de la actuación del sistema judicial de ese país plagado de ellos. Anda muy mal su memoria o el decoro que la debe alimentar.

¿Revolucionario?, a otro con ese cuento.

Al paso que van él y los suyos en cualquier momento proponen que cambiemos el idioma oficial y pongamos al inglés, en definitiva ya publican en él. Y esto es significativo si consideramos que es un blog supuestamente dirigido al público de la isla y que yo sepa en Cuba se habla español. Por  por muy alto que les vuele el ego, deben entender que si los de aquí no los leen dígame usted los de afuera. Entonces, ¿por qué lo hacen?, ¿cumpliendo instrucciones? Se los dejo hasta ahí, por ahora, como dijera Chávez.

Nos imputa cometer los delitos de difamación e injuria. Decir la verdad que duele no es un delito. ¿Y por qué no se ha de usar de la tribuna para decir en ella una verdad útil, aunque no sea estrechamente pertinente al objeto del debate?, decía el apóstol.

Pero mentir, acusar al gobierno de inepto, desacreditar su gestión, tildar a todos los que trabajan en las instituciones estatales de corruptos, desmeritar el esfuerzo de millones haciéndolo parecer inútil, usurpar la voz del pueblo, sembrar la confusión y la duda, disfrazarse de revolucionario para encubrir sus verdaderas posiciones políticas, denigrar de todo lo que se hace, tergiversar la historia, manipular la realidad, eso sí son conductas extremadamente censurables y en muchos casos contentivas de los delitos mencionados. Lo hace a diario sin ser molestados.

¿Revolucionarios?, a otro con ese cuento.

Afirma que permanecemos impunes gracias a los políticos que gobiernan el país. Esto es una grave acusación sin sustento a la dirección de la nación de ser cómplice de los delitos que nos imputan y que no hemos cometido, lo que constituye una agravante en su contra. Sabe que miente y en ese caso incurre en el delito de calumnia. 

¿Revolucionario?, a otro con ese cuento.

Señala que tenemos baja visibilidad mediática y que prácticamente nadie nos lee, entonces, ¿por qué le preocupa PostCuba? Tal vez el desespero por verses enterrados sea una de las causas que los impele a tratar de provocar una respuesta o a armar un chancleteo mediático para intentar que, aunque sea se le vean los ojos en la blogosfera cubana. Algo parece estar en peligro, si se mantienen en esa condición, sobre la cual ya un destacado periodista dio detalles.

Lo cierto es que, entre la poca audiencia y apoyo que les va quedando está el terrorista Antonio Tang Baez (cariñosamente Tony para ellos) su comentarista estrella, involucrado en un atentado a Fidel y ex miembro de Alpha 66 radicado en Canadá, al cual tuvieron a bien publicarle un artículo contra el Comandante en Jefe, además de permitirle sus sistemáticos ataques contra la Revolución.  

En este escenario y con tales actores los rosecitos con el Herald y las referencias de Otaola al principal administrador de la meretriz mediática huelen a reality show, no encuentro una justificación plausible para esos dime que te diré. ¿Apoyo para cambiar imagen? Vaya usted a saber.

Otaola, la contrarrevolución tradicional externa e interna y estos de cuello blanco que se les adicionan van en el mismo bando y al final tienen el mismo objetivo de cambiar el sistema político, económico y social que hoy existe en Cuba.

En la página de Facebook de la plataforma desde donde publica nuestro inculpador, definen como ideología que profesan la Libertaria(o), como es conocido el pensamiento libertario se fundamenta en ideas del liberalismo clásico y del anarquismo filosófico. Defienden la distribución de los recursos económicos a través de la economía de mercado. El libertarismo supone la propiedad y el mercado como las bases más sólidas para garantizar la libertad individual. Consideran al Estado perjudicial para la sociedad identificándolo sin distinciones con la burocracia y el poder político. Abogan por la privatización. ¿Se adaptan esas “aspiraciones” al socialismo próspero y sostenible que deseamos alcanzar?

Nos augura la destrucción, nos condena a la desaparición. Otro deseo insatisfecho que nunca verá hecho realidad y que continuará incrementando su frustración. Yerra al vernos como el obstáculo que les impide hacer realidad sus “sueños”. Solo somos una de los millones de partículas que conforman ese obstáculo que es la gran mayoría del pueblo cubano, determinada a no dejarse arrebatar su Revolución.

Les termino con este comentario que les puse en uno de los Facebook que les mencione: Lean y respondan si toda la metamorfosis sufrida por  la meretriz mediática  se puede justificar dentro de un proceso evolutivo revolucionario. Es inadmisible dentro de uno de ese tipo, es sencillamente un proceso de descomposición política acompañado de una hipocresía expresiva que intenta justificarlo.

La razón es nuestro escudo

José Martí.

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