“Los salvadores de Cuba”


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Por: Marco Velázquez Cristo.

Los “demócratas” de la coalición en la cual “el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha”, los que nos llaman extremistas y dogmáticos son tan polémicos que se desmienten sin pretenderlo a sí mismos, dicen andar como Quijotes en pena en busca de la unidad, claman por la aceptación de la diversidad de pensamiento y cuando se emite un criterio diferente al que defienden  o se les dice una verdad incómoda,  ripostan con ofensas y descalificaciones.

Lo cierto es que, si por azares de la vida se sostiene un debate con uno de estos defensores de la fe, usted se convierte de ipso facto en su enemigo, y se angustiaran pensando que ante un problema con EE.UU. o de carácter interno lo pueda matar, paradójicamente confían en personajes de los que si fueran revolucionarios de corazón deberían desconfiar. No estoy inventando nada.

Entre sus limitaciones está creerse poseedores de la verdad absoluta, por eso cuando veo conductas como esas, pienso en el poeta español Antonio Machado y su magistral concepción de la búsqueda de la verdad. Decía el poeta: Tu verdad no; la verdad, ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.

Es curioso que estos “misioneros” de la “defensa” de la Revolución, parecen ignorar las agresiones que contra ella vienen desde el exterior, muchas del enemigo principal, ninguna desestimable, en todos los casos callan o se limitan a comentarios en los blogs que administran. Paradójico, ¿verdad?

Si se rechaza una de sus propuestas de inmediato acusan de practicar el sectarismo, sin embargo, para ellos el debate o la confrontación de ideas que hoy se da sobre todo en la internet, debería ser solo entre intelectuales, naturalmente ese es un pensamiento excluyente que demuestra la limitada capacidad de comprensión del papel del pueblo como garante del futuro de Cuba, el cual no lo pueden decidir un grupo de personas, por muy sabios e ilustrados que sean o se crean los que participan en esos foros.

Dicen ser Fidelistas y desconocen que Fidel, siempre consideró al pueblo el actor principal en la construcción de la obra revolucionaria. Deberían leer su discurso pronunciado en la Plaza de la Revolución el 22 de diciembre de 1975 con motivo de la clausura del primer congreso del partido comunista de Cuba, para que se ilustren un poco y dejen las vanidades.

Entre los opinantes destacan por sus controversiales transformaciones y propuestas, especialistas como Humberto Pérez y Pedro Monreal, el primero expresidente de la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), le ha dado un giro a su pensamiento económico poco comprensible para alguien que tuvo altas responsabilidades en ese sector y participó en el trazado de la política para su desarrollo. Ahora pretende tomar distancia de ella, quizás pensando que la Revolución se encuentra débil y vulnerable y desea ganarse simpatías en un escenario de desplome de esta, un poco tomando como paradigma a Poncio Pilatos. Tranquilo Humberto que eso no va a ocurrir.

Por su parte Monreal presenta un plan para “estabilizar” la economía cubana salido de su sobrenatural cerebro, ¿acaso los que han laborado y los que ahora laboran buscando solución a los complejos problemas económicos del país son unos ineptos o carecen de los conocimientos necesarios para arribar a las mismas conclusiones que Monreal?, NO, lo que sucede es que este no busca fórmulas de solución dentro del socialismo y las que propone llevarían al país a un proceso similar al que transitaron  algunos países de América Latina cuando aplicaron la formula neoliberal, porque aunque lo niegue su pensamiento es neoliberal.

Refiriéndose a lo que significó el neoliberalismo para los países de la región Fidel en su discurso de clausura del IV encuentro del Foro de Sao Paulo celebrado en La Habana en 1993 dijo: “La euforia reinante, (…) por los grandes éxitos de América Latina, se debía al hecho de que se han logrado algunas mejorías en determinados índices económicos. (…) Al lado de eso (…) la situación desastrosa en todos los ámbitos de la vida social. Nunca hubo más pobres en América Latina, nunca hubo mayor desempleo, nunca hubo mayor desigualdad, (…) nunca hubo más desatención a la educación, más desatención a la salud, más desatención a la pobreza, a los desamparados; nunca hubo más niños sin hogar, nunca hubo más niños en la calle, nunca hubo un mayor incremento de la violencia social, nunca hubo un mayor incremento de los vicios, de las drogas, del tráfico de drogas; nunca hubo una mayor renuncia —se puede decir— a valores que fueron siempre sagrados para todos nosotros”.

Si nos lleváramos por Monreal y comparsa ese sería el resultado al que arribaríamos.

Están también los leguleyos que manipulan determinadas situaciones acaecidas en el devenir histórico de la Revolución, así, personajes como Julio Fernández Estrada hablan de un nihilismo jurídico en el pasado reciente, ignorando que ya en la década del 70 esa situación había sido superada y el proceso de perfeccionamiento de los planes de estudio de la carrera de Derecho era una realidad que él pudo constatar pues por esa época estudiaba esa especialidad en la Universidad de La Habana.

Según los criticones de oficio les gustaría ver en la ANPP debates y no aprobaciones unánimes, desconociendo que ese consenso no se produce de manera espontánea, sino que se construye previo a las sesiones en que se formaliza la aprobación de una ley u otra acción que necesite el consentimiento del legislativo.

Ese proceso de construcción del consenso comprende la consulta a cada uno de los diputados a la ANPP, los cuales pueden evaluar en sus ámbitos con los diferentes factores los proyectos que serán sometidos a aprobación, para luego enviar sus consideraciones a la(s) comisión(es) de la ANPP que esté trabajando la propuesta, luego se les regresa el documento reformado y si no queda satisfecho por alguna razón con el mismo se envían comisiones a recorrer el país explicando y escuchando las opiniones hasta alcanzar la aceptación por todos los delegados y si al final de todo este proceso alguno queda inconforme tiene derecho a plantear su desacuerdo en el plenario de la asamblea. No son ovejas o autómatas los diputados a la ANPP como los quieren presentar algunos desinformados o mal intencionados.

La realidad dice que no hemos cometido errores estratégicos, de haber sido así teniendo como enemigo al imperio más poderoso que ha surgido sobre la tierra, que nos aplica un cruel e inhumano bloqueo, la revolución se habría derrumbado y no existiríamos como nación, por eso estoy convencido que los de la coalición morirán de viejos sin ver hecho realidad sus sueños. Cuba levantará el vuelo sin recurrir a las armas melladas del capitalismo y sin renunciar a los principios de su Revolución.

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