Por: Marco Velázquez Cristo.
Insistir en escribir sobre la zaga de Archipiélago parece innecesario y puede ser interpretado como una pérdida de tiempo atribuyéndole la importancia que no tiene, pero hay cosas que no se pueden dejar pasar por alto por los dobleces y distorsiones de la realidad que representan.
Una de ellas es la hipocresía de algunos falsos “defensores” de la Constitución, los cuales después de haberse pasado todo el año exigiendo que se le respetara cuando entendían que estaba siendo desacatada, siempre equivocados, pero bueno, lo exigían, y sin embargo cuando tuvieron frente a ellos un claro intento de violarla, como fue el caso de la proyectada marcha mercenaria, se pronunciaron porque se les permitiera a sus organizadores realizarla, aun cuando se había demostrado que tenía un carácter ilícito y mostrado a que intereses respondía.
Haberla permitido significaba, tolerar que la Constitución y las leyes fueran violadas impunemente, algo que no aceptaría ningún gobierno, mucho menos si los principales promotores internos de la misma se encontraran al servicio de una potencia extranjera como era el caso.
Paradójicamente los devenidos en estrategas políticos, “defensores” a ultranza de la Carta Magna, impúdicamente pedían que se tolerara fuera violada.
Soslayando además a conciencia que, la pretendida “marcha pacífica”, podía generar incidentes de violencia con consecuencias impredecibles como ya había ocurrido el 11 de julio, sin olvidar que un escenario de ese tipo era algo que aspiraba EE.UU. a crear, no repito lo que es bien conocido que pretendía con eso.
Ignorando esa realidad algunos de estos personajes “interpretan” la negativa del gobierno a permitir la marcha, como una cobardía, llegan a decir que, los “marchistas” le quitaron el sueño a la dirección del país.
¿Cómo un gobierno que cuenta con el apoyo de la mayoría del pueblo le va a temer a un grupo de apátridas totalmente desacreditados ante sus conciudadanos a partir de su demostrada dependencia de los intereses de EE.UU., por demás carentes de ideas y proyecto propio?
Eso es un absurdo, aunque conocido el particular concepto de pueblo que tienen estos “nuevos revolucionarios” que, solo comprende a los que piensan igual a ellos, pudieran sumergidos en ese mundo irreal, pensar que la mayoría no apoya al gobierno.
Cualquier persona sensata se hubiera preocupado ante la posibilidad de que, algunos bajo la influencia del falso discurso “patriótico” de los promotores de la “marcha”, otros por coincidir con él y delincuentes, salieran a las calles, creando condiciones para que pudiera ocurrir lo que ya arriba señalamos. Evitar el surgimiento de un escenario de esa naturaleza, junto a la obligación de garantizar el cumplimiento de lo que establecen la Constitución y las leyes, así como el conocimiento de los intereses que se movían tras la «marcha», obviamente determinaron la decisión del gobierno de impedirle a sus principales promotores salir a las calles, no el miedo.
Además de esos solidos argumentos que justifican dicha decisión gubernamental está el hecho de que, la Revolución no necesitaba demostrar su fuerza poniendo en riesgo la vida de ningún cubano, por eso optó por: primero mostrarle al pueblo quienes eran los principales promotores de la «marcha» y a que intereses respondían, y luego actuando apegada a derecho les impidió a estos realizar su acción provocativa. Resultado final, no hubo marcha, no se alteró la tranquilidad ciudadana, ni el orden interior, el curso escolar se inició en un ambiente de normalidad, todo logrado sin derramar una sola gota de sangre y sin violencia, mejor manera de alcanzar el triunfo no se puede concebir.
Por eso quienes aspiraban a ver las calles ensangrentadas y tomadas por la violencia, incluyendo al imperio que ya se frotaba las manos, se cogieron el dedo con la puerta.
!Ah!, importante al pueblo no se le impidió participar, el pueblo no quiso participar en la marcha mercenaria, no era ni nunca será su marcha una de esas características. Por eso cuando el 27 de noviembre marchó junto a la dirección del país para rendir tributo de recordación a los 8 estudiantes de medicina injustamente fusilados por miembros del Cuerpo de Voluntarios al servicio de los españoles en igual fecha de 1871, le estaba diciendo a nuestros adversarios y al mundo cuales son sus marchas y de que lado está.