LAS GOLOSINAS, TAN LLEVADAS Y TRAÍDAS

Tomado del Facebook de María Del Carmen Hernández Carús.

A mí me gustan las golosinas tanto como a cualquier muchacho, a veces pienso que más, pero el endocrino dijo, no más azúcar María del Carmen, solo alimentos saludables y en pocas cantidades, ¿me querrá matar ese médico?
 
Cuando yo era niña, allá en mi pueblo, en Zaza del Medio, había un lugar de un señor de apellido Sargen, donde vendían unas pastillas blancas, de menta, que a mí me encantaban.
 
Yo le pedía dinero a mi padre para ir a comprar, siempre me lo daba, después de refunfuñar, de decirme que eso que iba a comprar era una basura y de decirle a mi madre…Rosa, sírvele un plato de sopa a esta muchacha que tiene hambre…
 
Mi padre era analfabeto y lo sabía.
 
Cualquier persona medianamente informada sabe que las golosinas son dañinas, por ricas que sean.
 
Cada vez que veo en esta red las publicaciones destilando odio, hablando de que los niños cubanos en su miseria no pueden comprar una golosina porque solo hay ahora en las tiendas de MLC, como si de eso dependiera la vida de ellos, olvidando las causas que han provocado esta situación y además olvidando los demás beneficios que tienen TODOS los niños cubanos, no algunos, no los que sus padres pueden pagarlo, sino TODOS.
 
Cada vez que veo eso, me nacen sentimientos malos en mi corazón y no quiero que eso me suceda, quiero entender, quiero ponerme en los zapatos de ese padre o madre que vocifera oprobios porque su hijo no puede comer galleticas o caramelos y no puedo.
 
Y no puedo porque ya tengo demasiados zapatos puestos.
 
Estoy en los zapatos de los padres cubanos que tienen niños con cáncer y el bloqueo les niega la posibilidad de tener un mejor tratamiento.
 
Estoy en los zapatos de los padres que en el mundo le roban los hijos para sacarle los órganos o prostituirlos.
 
Estoy en los zapatos de los padres que mandan a sus hijos a buscar en la basura que botan los que les sobra de todo, para ver si encuentran algo que les pueda servir.
 
Estoy en los zapatos de los padres de los niños que, en toda Latinoamérica, Asia y África, duermen en las calles, o no tienen agua potable, o se mueren de hambre.
 
Si sigo enumerando verán que ya a mis pies no le caben par de zapatos más.
 
No puedo ponerme en los zapatos de los que le dan importancia a una golosina y entonces maldigo y no quiero, porque es pecado, le pido perdón a Dios por mi malestar y los malos sentimientos que me inspiran esas personas.
 
¿Son las golosinas un alimento importante?
 
Hermano, hermana, cuando vaya al consultorio médico a llevar a su niño por cualquier dolencia o a ponerse una vacuna. Cuando lo lleve al dentista, cuando se encuentre con algún vecino suyo que tenga dos dedos de frente, hágale esa pregunta.
 
¿Quiero yo que haya golosinas al alcance de todos?
 
Si quiero y Diaz- Canel y todos los que trabajan por un país mejor también quieren y tengo confianza en que volverán a estar ahí, como estaban hace un año, antes de la pandemia, en cualquier tienda había, ¿se les olvidó?
 
Y los niños cubanos las tendrán, además de lo que ya tienen, pero aquellos otros que mencioné en párrafos anteriores, ni una cosa ni la otra. No se olviden de ellos, que también son hijos de Dios.

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