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En cualquier época el poder de la información ha sido un bien preciado. En estos tiempos con la expansión de las redes sociales adquiere un mayor significado. Los medios tradicionales de comunicación se han visto forzados a insertarse en estos nuevos espacios digitales para difundir su mensaje comunicacional. Esta situación es aprovechada por poderes politicos, económicos o militares en la generación de contenido afines a sus intereses. Términos como la posverdad, muy utilizado en estos tiempos, que define a mi modo de ver la mentira de toda la vida (chisme, rumor) con el objetivo de siempre, manipular.
Un poco de historia.
En la guerra sucia llevada por EEUU contra Cuba, ha destacado desde sus inicios la utilización de la guerra radioeléctronica. En este tipo de agresión son empleados desde emisoras de radio trasmitiendo en frecuencias de onda corta, pasando por canales de televisión, llegando dedicar todos los años cifras millonarias del presupuesto que el contribuyente americano paga religiosamente. Aún recuerdo la mal llamada Radio Martí o el canal televisivo con el mismo nombre, que por cierto, ninguno de los cuales pudo cumplir su cometido de desinformar al pueblo cubano, pues con el apoyo del agente Orión y la inventiva de nuestros grupos de lucha radioelectónica lograron interferirlas eficientemente con muy pocos recursos y mucho ingenio.
Ya en la era de Internet y más sabiendo de su alcance, las sucesivas administraciones han optado por utilizar esa vía para lograr los objetivos de siempre. Esta vez fabricando medios autodenominados independientes, que no son más que grupos de plataformas digitales pagados y que al unísono, con el mismo lenguaje pretenden distorsionar de manera tóxica la realidad cubana llevando a la red de redes una Cuba sumida en el caos, la ineficiencia, la ingobernabilidad y un gran descontento social. Otros plantean sus iguales objetivos utilizando métodos más inteligentes y solapados jugando con la realidad. Algunas personas los han descrito muy bien acuñádoles el sobrenombre de generadores de humo.
Son muchos los ejemplos que demuestras los métodos de estos supuestos medios y que quedan bien representado en un fragmento de una canción del grupo Buena Fe:
«…lo malo que hagan se va a amplificar,
se va a manipular los que hagan regular,
lo bueno que hagan se va a silenciar…»
Ya en la era de Trump y como parte del auge de la política contra Cuba, la creación de otros métodos más tóxicos y agresivos marcaron esta etapa. Personajes como Alexander Otaola Casal, Eliecer Ávila, Ultrak hicieron presencia en las redes sociales siéndo portadores de un discurso más ofensivo, mentiroso, banal. Estás plataformas a diferencia de las anteriores se caracterizan por emplear dos variantes: la verdad a medias solapada y la mentira burda potenciada repetida hasta el cansancio. Todo con un mismo objetivo hegemónico imperial: DESINFORMAR.
Hoy día muchos ponen su esperanza de una mejor relación entre los dos gobiernos. Ya han pasado seis meses de la transición presidencial y Joe Biden no ha tomado acción respecto a las 243 medidas implementadas en la anterior administración. Tampoco existe hasta el momento pronunciamiento alguno a una posible flexibilización del bloqueo a Cuba. Si en verdad se quiere normalizar las relaciones entre ambos países, ¿Por qué se siguen solicitando cifras millonarias por la actual administración para «programas de democracia» dirigidos a continuar en el 2022 la política de subvención a la isla?
Publicación: La Manigua.