La derrota de la intentona de golpe blando una victoria más sobre el imperialismo yanqui


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Por: Marco Velázquez Cristo.

 “…Las victorias de la paz y el trabajo son mucho más hermosas que las victorias de la guerra…”

Fidel.

El triunfo alcanzado por nuestro pueblo sobre la intentona de golpe blando, no es la simple victoria sobre el grupo Archipiélago, la verdadera victoria ha sido sobre quien lo creó y pretendió utilizarlo para arrojar a cubanos contra cubanos en vano intento por desestabilizar al país para en el momento oportuno, lanzar el zarpazo final sobre la Revolución, el imperialismo yanqui.

No pudo Estados Unidos a pesar de: la operación mediática que desató, de los recursos financieros que invirtió, de las medidas de guerra psicológica que aplicó, del servil apoyo de la mafia anexionista de Miami y el de sus aliados internacionales, y la vileza de elementos internos que se prestaron a hacerle el juego, lograr su infame propósito de pasando por sobre la sangre y el luto de hogares cubanos apoderarse del control de Cuba.  

El pueblo al que la Revolución no le dijo cree, sino lee, no se dejó confundir, no permitió que lo empujaran al suicidio que habría significado que se lanzara a las calles en contra de sus propios intereses, se negó a dejarse llenar de odio, tampoco prestó oído a los cantos de sirena, se mantuvo unido y firme ante la embestida imperial y la de sus lacayos internos disfrazados de “pacíficos patriotas”. La patria lo contempla orgullosa.

No debe esperar el enemigo y sus aliados que nos ensañemos con los cubanos, muchos de ellos jóvenes que, por las razones que sea, decidieron incorporarse al grupo Archipiélago, no podrán convertirlos en sus héroes, porque ellos son sus víctimas. No serán ni humillados, ni excluidos, por el contrario, desde ahora los llamamos a repensar su conducta, a sumarse a los esfuerzos de su pueblo por construir una patria prospera para el bien de todos.

No será saltando sobre cubanos que celebraremos nuestra victoria, a los que se pusieron en el lado equivocado de la historia, los convidamos a festejar un triunfo más sobre quien nos odia, desprecia y pretende esclavizarnos, ese que los convirtió en su instrumento y de cuya influencia les pedimos se liberen.

“Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud…”

José Martí.

En cuanto a la principal marioneta que tuvieron los yanquis dentro de Cuba en esta su nueva agresión contra nuestra tierra, en el que cifraron todas sus viles esperanzas de subyugarnos, Yunior García Aguilera, al que ya comienzan a dejar a un lado, como hollejo exprimido, el responsable entre muchas cosas de:  haber intranquilizado a las madres cubanas, puesto en peligro a la patria y a la vida de muchos cubanos, y sumado a jóvenes compatriotas con un discurso plañidero de falso patriotismo a la vil causa de sus amos, que hizo suya y sabemos cual era, solo el desprecio. A los revolucionarios cubanos no nos mueve el odio.

Parafraseando versos del poema, “Mi venganza personal” del comandante sandinista Tomas Borge, a Yunior le digo, mi venganza personal será garantizar el derecho de tus hijos a la escuela y a las flores.

Esta no es una victoria cualquiera, tiene una particular importancia y significación por haber sido alcanzada en medio del más complejo escenario interno que, a mi juicio ha tenido que enfrentar la Revolución, el que oportunistamente trataron de aprovechar nuestros enemigos para intentar destruirla, fue su ahora o nunca y no pudieron lograrlo. Jamás volverán a tener otro tan favorable para ellos.

Y en este momento lo que más nos debe alegrar es haber alcanzado el triunfo sin que se derramara una sola gota de sangre, evitado la violencia, preservado la paz y la estabilidad de la patria y haber hecho morder una vez más el polvo de la derrota a los yanquis y a todos los que nos quieren mal.

No pudieron, ni podrán derrotarnos nunca, somos un inmenso Fidel.

 

 

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