Por: Marco Velázquez Cristo.
Las acciones dirigidas a tratar de desestabilizar al país, se han incrementado y elevado su nivel de agresividad y articulación. Este comportamiento que da continuidad a la política de reforzada hostilidad, aplicada contra Cuba, por la administración Trump desde su llegada al poder, está influido por varios factores, entre los que pudiéramos mencionar, la desesperación de la derecha cubanoamericana radicada en la Florida y de los sectores más conservadores vinculados al actual gobierno estadunidense, de tratar de aprovechar el limitado tiempo que a este le queda en el poder, para intentar darle el jaque mate a la revolución cubana.
Otro de los factores que pudiera estar condicionando este comportamiento es la posible intención de crearle obstáculos a la administración entrante que le impidan, justificar un cambio de política hacia Cuba.
No menos influyente dentro del mismo, resulta el componente de apreciación equivocada de la magnitud de la influencia de la difícil situación económica que atraviesa nuestro país, producto del recrudecimiento del bloqueo, de la aplicación de medidas dirigidas a apoyar el impacto negativo del mismo y de la incidencia de la pandemia de Covid-19, sobre el apoyo del pueblo a la Revolución.
Evidentemente los contactos de los funcionarios norteamericanos de diversas categorías con: mercenarios a los que pagan, circulo de relaciones de estos y personas que coinciden con sus intereses, los están conduciendo a apreciar erradamente la situación sociopolítica interna de Cuba.
Es conocido que, es costumbre de esas personas atribuirle sus propias opiniones, insatisfacciones, estados de ánimo y posiciones, al pueblo, usurpando su voz y distorsionando la realidad.
Los contenidos que generan, incluyendo las publicaciones de las plataformas que pugnan por reinstaurar el capitalismo en nuestro país, así lo demuestran. De esa manera nace una Cuba virtual, donde, a partir de la construcción mediática de estados de, irritación, incertidumbre, desanimo y descontento generalizados, la Revolución se encuentra al borde de su caída.
Al parecer de tanto elaborar mentiras y calumnias contra Cuba, de orientar difundirlas, de pagar por ello, terminan los norteamericanos por creerse sus propias falsedades.
Antes de continuar con el comportamiento actual de los esfuerzos enemigos por desestabilizar el país, veamos su evolución a partir de la llegada de Donald Trump al poder.
La construcción de unos supuestos ataques acústicos a sus diplomáticos les sirvió de pretexto para reducir el personal de su embajada a niveles mínimos, lo que les permitió justificar, el no procesamiento de las solicitudes de visas para viajar a EE.UU. con fines principalmente migratorios de los cubanos, a los que dieron el viajar a Colombia como alternativa para obtenerlas. Los pérfidos objetivos de esa maniobra los analizamos en el artículo, EE.UU: Las malas intenciones de la vía Colombia.
Ahora plantean que la mejor opción es Guyana, según ellos porque al tener Cuba un acuerdo de exención de visados con ese país, resultan menos engorrosos los tramites. Sin embargo, esa supuesta mejor opción, se ha convertido en una trampa para muchos cubanos que han decidido utilizarla. Así en marzo de este año se encontraban varados en Guyana más de 100 compatriotas a pesar de tener visas para viajar a EE.UU.
No resulta difícil de adivinar que, con la brusca disminución de la cantidad de visas para emigrantes y los obstáculos para obtenerlas que necesariamente surgirían, y surgieron, EE.UU., buscaba crear condiciones para el surgimiento de situaciones complejas dentro del país, a partir de la frustración y descontento que generaría en el potencial migratorio, el no poder concretar sus propósitos, algo de lo que, hábilmente estaban culpando al gobierno cubano.
Los presuntos ataques acústicos tenían, además, el propósito de afectar una de nuestras principales vías de ingreso de divisas que es el turismo. Por eso la advertencia de viajes a Cuba, la aparición de supuestas afectaciones causadas por esos “ataques” a turistas y diplomáticos canadienses, país que se encuentra entre los principales emisores de turistas a nuestro país. Ello contribuiría a reforzar el daño económico que estaban y continúan causando con el paulatino recrudecimiento de las medidas de bloqueo.
Ese conjunto de acciones no puede verse desligado de otras que, se han estado desarrollando con el fin de crear las condiciones para concretar lo que se ha dado en llamar un golpe blando.
Las mismas han incluido los intentos de manipular y llevar a la confrontación con las autoridades a la comunidad LGBTI, a los protectores de animales y al sector de la cultura entre otros actores sociales.
Estas influencias se planifican, organizan y realizan a partir de las informaciones que obtienen principalmente en el escenario mediático, del comportamiento dentro de esos sectores y de otros de su interés como el de la juventud, de grupos o segmentos que, por sus características y motivaciones pudieran serles útiles en su actividad subversiva contra Cuba. Convirtiéndolos en lo que los especialistas llaman Target Group u Objetivo Público.
De manera general, una vez identificados esos grupos o segmentos, inician la infiltración de los espacios mediáticos en que estos se expresan, usando perfiles falsos bien trabajados o personas que responden a ellos, las cuales aparentan compartir las inquietudes de sus integrantes, a la vez que tratan de radicalizar sus posiciones, llevarlos al enfrentamiento con las autoridades y a rechazar el dialogo con estas.
En no pocas ocasiones logran camuflarse de manera eficaz y ser asimilados y adoptados como genuinos integrantes de esos grupos. Eso hace que, cuando son denunciados, se genere una solidaridad con ellos que lleva al resto a percibir que son atacados u objeto de represión. Eso demuestra el acabado doblez con el cual actúan.
Asimismo, surgen en las redes sociales de manera “espontanea” grupos que, generan falsas convocatorias con la marcada intención de tratar de disminuir la capacidad de respuesta de las autoridades desinformándolas y desgastándolas.
Otros intentan atraer a las fuerzas revolucionarias que combaten en las redes, en lo pudiera calificar como una maniobra de distracción, dirigida a limitar su accionar, tratando de mantenerlas dentro de una burbuja, en la que pretenden confundirlas y desestimularlas.
La contrarrevolución externa juega un importante papel en todo este accionar que se manifiesta en las redes sociales dirigido a subvertir el orden interno del país.
En ellas, orienta, convoca, incita y articula actividades de corte provocativo o de desobediencia civil, las cuales se han incrementado notablemente en los últimos meses. Sin olvidar que, apoya a los servicios especiales norteamericanos en la canalización del financiamiento a los mercenarios internos, en la selección de lideres dentro de ellos y en la penetración de los grupos a que hicimos referencia.
En este entramado de acciones de carácter desestabilizador, no puede faltar la utilización de conocidos contrarrevolucionarios internos que figuran en sus nóminas.
Recientemente a un grupo de ellos que se declaró en una supuesta huelga de hambre, para exigir la liberación de un semejante suyo, sancionado a 8 meses de prisión por el delito de desacato, les crearon una imagen mediática de “artistas” “victimas” de acoso y represión por parte del gobierno cubano. Esa maniobra llevó a un grupo de personas de diferentes ámbitos de la creación artística, a manifestarse de conjunto con connotados contrarrevolucionarios frente al MINCULT en favor de esos presuntos “huelguistas”.
Ese grupo, no representativo de los intelectuales y artistas cubanos, está siendo estimulado por elementos contrarrevolucionarios y artistas de la misma ralea, residentes en el exterior, a incrementar sus “demandas” ante las autoridades de la isla. Estos últimos son los mismos que, desde los medios miamenses apoyaron y apoyan el bloqueo, la suspensión de las remesas y de vuelos directos a Cuba.
Con todo esto pensaron y piensan provocar una situación de ingobernabilidad que, induzca, además, un aumento descontrolado de las salidas ilegales, que califique de acuerdo a los parámetros establecidos por las autoridades norteamericanas como un éxodo masivo.
Al respecto, según lo publicado por el Servicio de Guardacostas, decretarían el bloqueo naval para impedir que embarcaciones de la Florida puedan llegar a Cuba y recoger a potenciales emigrantes, a la vez que interceptarían a las provenientes de nuestro país, retornándolas a su origen. Acciones de ese tipo añadirían un factor más de desestabilización y ellos lo saben.
Ese hipotético escenario que han concebido crear, le daría a EE.UU. un doble pretexto para intervenir. Alegando fines “humanitarios” por la situación interna del país, y por la amenaza a su seguridad nacional que entienden constituiría un éxodo masivo.
Así piensan y esas son sus intenciones, pero al evaluar desacertadamente como ya explicamos, el grado de madurez, unidad y apoyo a la Revolución del pueblo cubano, no pueden tener una valoración objetiva de la realidad de Cuba, ni de la magnitud de la fuerza, que se desataría desde las entrañas humildes de este pueblo si tratan de arrebatarle su Revolución.
Ese equivoco del enemigo, de sus mercenarios internos y de otros que confundidos o no le hacen el juego, los está llevando a sufrir la más bochornosa de las derrotas.