Estados Unidos: hipocresías, miedos y paradojas de un imperio

Por: Marco Velázquez Cristo.

Los cambios anunciados por EE.UU. vinculados a su política hacia Cuba, que fueron calificados por el gobierno cubano como un paso limitado en la dirección correcta, se dan en paralelo con su anunciada intención de excluirla de la IX Cumbre de las Américas. Paradójico proceder que se explica a partir del concepto antiético valido para el imperio de que, el fin justifica los medios.

Los cambios son presentados por los personeros de la administración norteamericana y los grandes medios de ese país con una intención noble, magnificando su alcance.

En realidad tal como lo planteara el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, «La decisión no modifica el bloqueo, la inclusión fraudulenta en lista de países patrocinadores del terrorismo, ni mayoría de medidas coercitivas de máxima presión de Trump que aún afectan al pueblo cubano»

Pero la hipocresía es uno de las rasgos distintivos de los funcionarios y de las politicas imperiales y este caso no es la excepción. Basta leer las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado Ned Prices para percatarnos de ello, dice Prices, “Con estas acciones, nuestro objetivo es apoyar las aspiraciones de libertad de los cubanos y dar mayores oportunidades económicas para que puedan llevar vidas exitosas en su país”. Más cínico no puede ser. 

The New York Time por su parte considera que, las medidas están dirigidas a  frenar, lo que cataloga de significativo incremento de la llegada de emigrantes cubanos a la frontera de EE.UU. con México, motivada, según el diario por la represión política y las malas condiciones económicas existente en la mayor de las Antillas. 

La inventada existencia de represion política como factor condicionante de la emigración es una burda mentira dirigida a desacreditar y desligitimar al gobierno cubano con el objetivo de justificar la permanencia del bloqueo y su politica de hostilidad hacia nuestro país. 

En cuanto al tema de la frontera, ciertamente existe presión por una considerable masa de emigrantes de diferentes países que pugnan por ingresar a territorio norteamericano. Como también es una realidad que tenemos una compleja situación económica interna. Pero ni el gobierno norteamericano, ni su prensa reconocen que, el bloqueo, por demás recrudecido es el principal causante de dicho problema, a lo que se ha venido a agregar el impacto negativo de la pandemia sobre el sector económico del país que, se ve afectado, además, por la crisis generada en la economía mundial por la misma. Crisis ahora agravada por la repercusión de lo que está aconteciendo en Ucrania.

EE.UU. lleva décadas alentando la emigración ilegal y obstaculizando la legal, usando a los emigrantes cubanos como arma política contra la Revolución.

Recordemos la Ley de Ajuste cubano, la política de pies secos, pies mojados, los incumplimientos de los acuerdos migratorios, la suspensión de la entrega de visas en Cuba, con el pretexto de tener que retirar a sus funcionarios para protegerlos de unos supuestos “ataques” que, toda la evidencia disponible indica que nunca existieron, trasladando el otorgamiento de las mismas a otros países, tornando el proceso para obtenerlas en tortuoso y costoso.

Es falso que, regular el comportamiento del fenomeno migratorio sea el único objetivo yanqui con sus promocionadas medidas.

Sí la administración norteamericana deseara ayudar honestamente a mejorar las condiciones de vida de nuestros ciudadanos, sí su intención fuera contribuir al desarrollo económico de Cuba, y de esa forma normalizar el flujo migratorio entre ambos países, levantaría el bloqueo y dejaría sus intentos de desestabilizar el país.  

En esta ocasión como en otras anteriores EE.UU. actúa sin ningún pudor con el cinismo y la hipocresía que lo caracterizan.

Otro ejemplo que demuestra el doblez imperial se encuentra en las contradicciones que existen entre lo que dice y lo que desea hacer en la IX Cumbre de las Américas. En la  pagina oficial del evento afirma, “En todo momento, Estados Unidos ha demostrado, y seguirá demostrando, su compromiso con un proceso inclusivo…”, mientras en la práctica, trata de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela del mismo.

Esas malsanas intenciones del belicoso vecino del norte, también tienen cierta influencia en los pasos que ha dado con respecto a Cuba y Venezuela. Es una manera de tratar de legitimar el discurso que lleva años repitiendo desfachatadamente de que, sus acciones son contra los gobiernos y no contra los pueblos, a la vez que se presenta en la Cumbre con algo “positivo”. En el caso de Venezuela otros propósitos se agregan, pero no es la intención de este articulo analizarlas.

La arrogancia y prepotencia de EE.UU. han llevado a la conformación de un escenario vinculado a la IX Cumbre desfavorable para ellos.

Tal vez no esperaban el fuerte rechazo que ha generado su excluyente pretensión. La presidenta de Honduras, así como los presidentes de México y Bolivia, y los de los Estados del Caribe han expresado su decisión de no asistir a ella, sí, finalmente se concreta la exclusión. Mientras Argentina evalúa si lo hará o no.

No menciono al presidente de Brasil Jair Bolsonaro que había manifestado su intención de no concurrir a la misma, no solo porque sus razones para ello eran bien distintas a las del resto, sino también porque ya cambió de opinión. Simple escaramuza entre afines ideológicos.

Tampoco voy a hablar de los objetivos que dice EE.UU. persigue alcanzar con la Cumbre, los cuales afirma haber consensuado con los gobiernos de los países de la región, ojalá se conviertan en realidades y no en letra muerta que, es su presumible destino, estando por medio, un mentiroso y manipulador patológico como lo es él.

Según algunos analistas imponer una agenda antirrusa a los países latinoamericanos y caribeños, estará dentro de los objetivos no declarados del imperio con su Cumbre.

Dicha intención estaría asociada principalmente a un interés geopolítico acompañado de otro económico. Tómese en cuenta que las tensiones de su organizador con Rusia y China, se han incrementado, en un escenario donde su influencia y hegemonía han disminuido a escala universal, y sus rivales aumentan y fortalecen sus relaciones con los países de la región. Región que para EE.UU. resulta estratégica y que, en su mayoría no ha participado en las sanciones contra Rusia que, dicho sea de paso, no han dado el resultado que esperaba el imperio y sus aliados. Tratar de cambiar esa postura puede ser uno de sus objetivos.

Esta situación en lo que considera su patio trasero, la percibe un EE.UU. que, según el General Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de su ejército, cualquier ventaja militar que disfrutara durante los últimos 70 años se está reduciendo rápidamente; como una amenaza a su seguridad nacional, lo que se evidencia en las declaraciones de funcionarios como Juan González, asesor principal del presidente Biden para América Latina, quien ha planteado y lo cito, que, “Las intenciones de Rusia en la región son dirigidas hacia nosotros”.

Evidentemente, sí, EE.UU. tiene la intención de imponer una agenda antirrusa en la Cumbre, necesita limitar en todo lo posible la oposición a dicha acción y esta pudiera ser otra motivación para tratar de excluir de ella a países que él considera aliados del país euroasiático.

Por otra parte, al margen de motivaciones asociadas a cuestiones internas, como son las de carácter electoral, la intención de marginar a Cuba del evento, pudiera estar relacionada con el temor a las duras verdades que presumen expresaría la mayor de las Antillas, principalmente relacionadas con el cruel bloqueo que le aplican. Igual temor deben sentir con respecto a lo que pudieran denunciar Nicaragua y Venezuela, amén de las cosas incomodas que tal vez otros digan.

Cuba no está sola, despierta admiración y solidaridad.

Un ambiente tenso dentro de la Cumbre debe preocupar a los principales funcionarios del gobierno norteamericano que, conocen las limitaciones de su presidente para controlar la mesura de sus planteamientos, sobre todo cuando se siente cuestionado o se le contradice, algo que los ha obligado en más de una ocasión a tener que matizar lo que ha expresado, sin mencionar sus ya famosos despistes y equívocos.  Tratar de impedir que meta la pata y cree estados de ánimos que resulten perjudiciales para los objetivos no declarados que persiguen alcanzar con la Cumbre debe estar entre sus prioridades.  

Finalmente, sí deseaban humillarnos u obligarnos a suplicarles que nos invitaran a su Cumbre, se cogieron el dedo con la puerta. Nuestro presidente, dignamente ha dejado claro que no asistirá. Sí pensaron que con dadivas nos comprarían, se equivocaron. Cuba no mendiga sus derechos. No pide, ni espera como dijera Fidel, perdones del imperio. No tiene nada de que arrepentirse y sí mucho de que enorgullecerse. 

Nota: hablé de las medidas anunciadas por el imperio con respecto a su política hacia Cuba, de conjunto con el tema de la IX Cumbre de las Américas, con el propósito de llamar la atención sobre algo que no por conocido debemos de dejar de mencionar, y es que, él adversario no es ético. ¡Que el exceso de entusiasmo no nos ciegue!

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.