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Por: Marco Velázquez Cristo.
Por estos días se comenta en los círculos de los “alternativos” el regreso de un Obamista, y con esto no le estoy atribuyendo un calificativo de manera festinada, sino que, de acuerdo a lo que le confesó a The New York Times en una entrevista que le realizó ese medio en agosto de 2021, lo es. Al periodista ubicarlo dentro de los cubanos que habían decidido abandonar Cuba, el aludido respondió: “La gente de mi generación reconsideró la posibilidad de emigrar en diciembre de 2014 porque el camino que ofreció Obama nos permitió imaginar un futuro en la isla”. “Esa esperanza ahora está muerta”.
Pero, ¿Qué esperanza se le murió al exbecario de la Universidad de Columbia, la de ser presidente de una Cuba convertida en un Puerto Rico?
Según NYT se encontraba residiendo en Washington, entonces, ¿le renació la esperanza de que se haga realidad su sueño y por eso regresa?
Respecto a los motivos de su vuelta al país se especula mucho en los ambientes de los “independientes”, donde algunos lo miran con recelo y se inquietan por las facultades que, le pudieran otorgar quienes los financian en cuanto a, la repartición de las dadivas y posicionamiento dentro del esquema subversivo que conforman esas plataformas. Además, ellos lo conocen bien y saben de su vanidad, egocentrismo y afanes de protagonismo.
Unos dicen que vino con la tarea de lavarle la cara a la LJC, transformando su línea editorial en menos confrontacional, hasta llevarla a reflejar un pensamiento socialdemócrata, del cual él es profesante y que coincide con la intención enemiga de infestar a la sociedad cubana con esa tendencia política. Por el momento ya el personaje hizo una publicación defendiendo a la misma.
En cuanto a cambiarle la línea editorial a LJC se refiere, le es factible, porque, en definitiva, los que determinan el comportamiento de esa plataforma son quienes le pagan, él obedece, no solo para garantizar el sustento, sino porque sus intereses coinciden con los del patrón. Pero, otra cosa es lograr lavarle la cara a un sitio que, es inobjetablemente contrarrevolucionario, eso es misión imposible. Tampoco le resultará fácil negar su responsabilidad en el proceso involutivo que lo llevó a su estado actual.
Él creó o le instruyeron que creara, el cargo de coordinadora general, una especie de segunda al mando, seleccionó, propuso a la persona para desempeñarlo y aprobó todo lo que ella le consultó. Solo haciendo un ejercicio de cinismo impúdico podría negar tales cosas, aunque conociendo el doblez moral que lo caracteriza, no sería de extrañar que lo hiciera. De todas formas, hasta el momento, el cuartico está igualito.
Otros, entre los que se encuentran amigos y adversarios, consideran que, regresó porque entiende que están creadas las condiciones para el colapso de la Revolución en un corto plazo y quiere visualizarse como un actor político valido que, puede liderar un proceso de cambio. Los que así opinan, quizás lo hagan pensando en sus características y en las ambiciones de poder que ha manifestado, sin descartar que, algunos hayan escuchado o leído uno de sus tantos pronósticos apocalípticos errados sobre el destino del proyecto social cubano.
Esas dos variantes motivacionales que se especulan, incluso las dos unidas pueden coincidir con las del viajero que regresa, sin obviar la importante influencia de quienes nos adversan en ellas. Su personalidad, antecedentes de profeta de los mil yerros, así como sus vínculos con instituciones que organizan y practican la subversión contra Cuba las hacen posibles.
Recordemos su confesada aspiración de llegar a ser presidente de nuestro país, sus reiterados y equivocados vaticinios sobre el supuesto fin inminente de la Revolución, su pronóstico de que tendríamos 374 mil muertos a causa de la Covid-19, la participación en eventos de la derecha internacional como, Los Diálogos Atlánticos, los cursos pasados para “lideres emergentes”, la beca que le concedieron en la Universidad de Columbia que, justificó alegando que fueron unos estudiantes que se la gestionaron y en la cual previamente había impartido una conferencia no se sabe seleccionado por quien, en fin el mar de argumentos que, le dan un carácter de credibilidad a las especulaciones que giran en torno a su presencia en Cuba.
Sí esas fueran sus motivaciones, estimuladas y manipuladas por quienes lo financian, para intentar lograr espurios intereses políticos, ambos, patrón y empleado cometen el mismo error de, confundir sus deseos con la realidad.
La Revolución no se derrumbará jamás, porque, ni el insignificante cadáver político, (tan irrelevante que ni los “ciberjusticieros” sus defensores de ayer, se han dado por enterados de su vuelta), ni quienes tratan de resucitarlo, tienen, ni han tenido, ni tendrán la capacidad de forzar su final. Los revolucionarios que la hemos defendido contra todos sus enemigos internos y externos, nunca la traicionaremos y continuaremos defendiéndola, sin importar escenarios, pase lo que pase, a cualquier precio. No es discurso de barricada o arenga política apartada de la realidad, es convicción profunda de que, saldremos adelante y venceremos.
Los cadáveres del tipo que sean solo resucitan en las películas. Todos despiden un insoportable hedor, máxime si es el de la traición como es el caso.