EE.UU: Motivaciones y temores de un imperio en decadencia

Por: Marco Velázquez Cristo.

Soberbio, con el ego contuso y sangrando de impotencia por su derrota en Siria donde aún lanza coletazos de fiera herida, por no haber logrado impedir que se aprobara la nueva Constitución cubana y por el fracaso de lo que planificó como una operación relámpago para derrocar al gobierno legítimo de Venezuela con el fin de apoderarse de su petróleo, el imperio persiste con particular saña en tratar de concretar ese infame propósito.

En este contexto en la medida en que el tiempo avanza su frustración aumenta, y con ella la desesperación y la agresividad de sus acciones dirigidas a desestabilizar el país y a fomentar la violencia. La última infamia fue el sabotaje al sistema eléctrico venezolano que ha producido graves daños a ese servicio con las consiguientes afectaciones a la población.

Al unísono los grandes medios y sus replicantes al servicio del poder imperial , continúan una brutal campaña mediática orientada a crear una imagen de una supuesta situación de ingobernabilidad e incapacidad de las autoridades bolivarianas para solucionar los problemas que les van creando, responsabilizándolos con ellos. Cadenas como CNN mienten, manipulan la realidad, presentan a Juan Guaidó como un presidente legítimo y transmiten mensajes dirigidos a sembrar el desaliento y la incertidumbre en el pueblo venezolano; sin ruborizarse.

Están tratando de crear un escenario que justifique una intervención militar, disfrazada de guerra «humanitaria».

Sería ingenuo pensar que si a Trump lo llevan a un juicio político y lo logran destituir, este escenario se desmontará. Trump no es más que un continuador de una política imperial basada en el hegemonismo, el desprecio por la soberanía de los pueblos, la ignorancia de las normas del derecho internacional, las guerras de rapiña, con un marcado carácter supremacista.

Si algún «mérito» tiene el orate de la Casablanca es haberla llevado a sus niveles más altos de cinismo y estupidez; no digo que de agresividad porque otros que lo han antecedido, menos ruidosos han estado a su altura en ese digamos que ignominioso parámetro.

No olvidar que, guerras como las lanzadas contra: Vietnam, la Nicaragua sandinista, Iraq y Libia entre muchas, las iniciaron y luego las continuaron otros presidentes como Barack Obama, «premio Nobel de la Paz» que pasó todo su mandato en guerra y fue quien declaró a la nación bolivariana una amenaza a la seguridad de EE.UU.

No es un problema de hombres sino de sistema; de un sistema dominado por antivalores en el que, se dan las condiciones para que aparezcan y lleguen a posiciones de poder desquiciados como Donald Trump, Mike Pence, John Bolton, Marco Rubio, Elliot Abrams, Mike Pompeo y otros tan perversos como ellos.

Está tan podrido ese sistema que por intereses electorales es capaz de poner en peligro la vida de miles de personas, porque esa es otra de las motivaciones que está moviendo a la administración norteamericana en estos momentos.

Trump prometió devolverle a EE.UU. su «grandeza» pero factores como: Salir de Siria con el rabo entre las patas y la consolidación de Rusia y China como socios comerciales importantes de Venezuela a la que consideran estratégica, sabidas las causas de ello, no contribuyen a crear una imagen de «grandeza» acorde con el concepto que tienen los yanquis de ella, y pudieran ser percibidos como debilidad por las bases conservadoras republicanas que son uno de sus principales sustentos restándole apoyo dentro de ellas.

En un año preelectoral factores como esos condicionan un incremento de la agresividad de los círculos de poder que se mueven tras Trump y de este en particular.

Adicionalmente EE.UU. ve el petróleo de la nación bolivariana como la garantía de poder sustentar en un futuro próximo su desenfrenado e irracional consumo de ese hidrocarburo con el cual cubre el 80% de su demanda energética y que según los expertos en aproximadamente 50 a 60 años sus reservas se agotaran. Sin embargo Norteamérica se estima que tendrá para 69 años.¿Por qué?, sencillamente porque sus necesidades actuales del mismo las cubre en una parte importante con el petróleo que arrebata, roba o compra en no pocas ocasiones con dinero ajeno.

Asimismo, la colaboración militar rusa con Venezuela la sienten y presentan como una amenaza a su seguridad nacional, cuando en realidad esta surge como respuesta a la necesidad de la nación bolivariana de fortalecer su defensa ante las constantes amenazas y agresiones del que ahora se dice admoniciado. Sabido es que, uno de los mayores «méritos» del imperio es el cinismo.

No se puede obviar que, Venezuela tiene además la «desgracia» de estar ubicada cerca de las fronteras de su rapaz vecino y que para su mayor «infortunio» las otras zonas ricas en yacimientos petroleros le quedan lejos a este. Por demás en ellas existe una alta inestabilidad producto de las guerras de rapiña que ha desatado allí el cleptómano imperio. Si esto fuera poco esas áreas geográficas están relativamente cercas y por lo tanto dentro de las zonas de influencia de potencias como Rusia y de enemigos que se ha creado EE.UU. como Irán.

Sintetizando, Norteamérica ha sacado sus cálculos, de acuerdo con ellos y con su filosofía imperial de abuso y despojo, Venezuela les resulta la mejor opción. Pero estan equivocandose y pueden terminar cojiendose el dedo con la puerta.

Un paréntesis; una de las medidas más «populares» que aplica Estados Unidos a los que elige como sus víctimas es la inmovilización o confiscación de los activos; un caso típico es el de Venezuela, a la que adicionalmente uno de los aliados del imperio, Inglaterra se ha negado a devolverle el oro.

Esas acciones ilegales que son un robo, dejan muy mal parada la credibilidad y la confiabilidad de los bancos que se pliegan a ellas. Dirigidas a crear problemas económicos que obliguen al sometimiento a sus intereses imperiales, le proporcionan además la posibilidad que, de hecho aprovecha de emplear el dinero robado en financiar campañas y guerras, incluso contra los legítimos dueños del mismo, de esa forma le salen gratis sus agresiones. Así de inmoral es el imperio.

Solo la determinación del pueblo venezolano de resistir a cualquier precio, el mantenimiento de la unión cívico militar, la capacidad del gobierno bolivariano de encontrar solución a los problemas que sin dudas les continuarán creando y la solidaridad internacional pueden hacer fracasar los planes del Establishment. No hay otra.

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