Por: Marco Velázquez Cristo.
The New York Times en un largo artículo hace un refrito de varias publicaciones de otros medios atribuyéndole a las microondas ser las causantes de las “afectaciones” que dicen han sufrido funcionarios norteamericanos en La Habana, al igual que sus antecesores hace referencia a lo supuestamente ocurrido en la embajada americana durante la guerra fría en la entonces URSS; hecho conocido como “La Señal Moscú”[1], antecedente mencionado en busca de credibilidad y de sugerir la posible implicación de Rusia en los eventos que se han inventado.
El Times incluye en su texto una injustificable falsedad tomada de otro medio, cito: “La esposa de un miembro del personal de la embajada, informó, había mirado fuera de su casa después de escuchar los sonidos perturbadores y haber visto una camioneta que se alejaba a toda velocidad”. No conforme con la dimensión de la mentira especula, “Una antena parabólica podría caber fácilmente en una camioneta pequeña”.
En ningún momento las autoridades norteamericanas se han referido a un “incidente” de estas características, de haber ocurrido lo hubiesen esgrimido como una evidencia desde los mismos inicios.
Entre los que cita el Times esta Douglas H. Smith director del Centro de Lesiones Cerebrales y Reparación de la Universidad de Pensilvania, autor principal del ampliamente cuestionado artículo publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA por sus siglas en inglés) en marzo de este año con los resultados del estudio realizado por un equipo médico de dicha institución a 21 diplomáticos supuestamente “afectados” en Cuba, en el cual no fueron mencionadas las microondas como posible “agente” causal de los “daños a la salud” de estos funcionarios. Smith ahora dice que estas se consideran el principal sospechoso.
En agosto de este año el científico respondió en JAMA a los cuestionamientos de varios destacados especialistas sobre los resultados del mencionado estudio de una manera justificativa alegando, “…Nuestro estudio fue una evaluación retrospectiva de los datos generados únicamente como parte de la atención clínica…”, para más adelante plantear creando expectativa y evidentemente para resguardar su prestigio, “…aunque debemos continuar reteniendo cierta información sensible…”
Sin embargo, para dar una respuesta que presenta como casi definitiva a los “misteriosos ataques”, prefiere hacerlo no en una publicación científica, sino en una entrevista. ¿Paradójico verdad?
Cuando fue publicado el estudio de marras Douglas H. Smith de conjunto con los coautores del mismo, ante la coincidencia de sus resultados con el discurso oficial de su país, se sintieron obligados a aclarar en el descargo de responsabilidades del artículo, los cito: “Los hallazgos y conclusiones son los de los autores y no deben interpretarse como reflejos oficiales de las opiniones del Departamento de Estado de EE. UU.”
Smith es director de varios multicentros del Departamento de Defensa que estudian la conmoción cerebral y la neurodegeneración inducida por lesión cerebral traumática (TBI por sus siglas en ingles).
¿Habla el científico o presta su nombre?
El Times también acude a Allan H. Frey, biólogo de la Universidad de Cornell que ha trabajado sobre el efecto auditivo generado por las microondas a este se le atribuye el descubrimiento de lo que hoy se conoce como Efecto Frey[2], el mismo le expresó al medio, “… los cubanos alineados con Rusia, el aliado de toda su vida (…) podrían haber lanzado ataques de microondas en un intento de socavar los lazos de desarrollo entre Cuba y los Estados Unidos (…) «En las dictaduras, a menudo hay facciones que van en contra de la política general si no satisface sus necesidades. Creo que es una explicación perfectamente viable…».
Frey ha viajado mucho y se desempeñó como contratista y consultor de varias agencias federales (lo asegura el Times). Los norteamericanos llaman eufemísticamente “contratistas” a los que reclutan para realizar determinadas acciones encubiertas, esto lo hacen para crearles una fachada que permita “justificar” sus actividades y atenuar las sanciones si son detectados. Recordemos al célebre contratista Alan Phillip Gross.
¿Habla el científico o el enemigo de Cuba?
El afamado medio recurre además a Beatrice A. Golomb, doctora en medicina y profesora de la Universidad de California en San Diego, atribuyéndole haber presentado una detallada teoría médica sobre los “ataques” con microondas en Cuba.
Sin embargo, en las conclusiones de su estudio la mencionada científica expresa, “Los hechos reportados parecen tener como fuente de daño de los diplomáticos en Cuba los pulsos de radio frecuencia/ radiación con microondas (RF / MW por sus siglas en inglés)”. Es decir, no asevera nada, pero el Times le atribuye un carácter conclusivo y pronostica que publicará otro aún más completo.
¿Habla el The New York Times o vende su nombre y alcance mediático a las malas causas?
Existen elementos reveladores en esta trama, uno de ellos es el que aporta el sitio ProPublica , el cual narra una conversación sostenida entre dos funcionarios destacados en La Habana, uno de ellos al parecer el primero en informar y “atenderse” las “afectaciones”, cito al medio: “En el trabajo de ese día, un colega de la embajada quien se mostró amistoso lo llevó aparte y le dijo que se iría de Cuba de inmediato (…) el colega dijo que acababa de llegar de Miami, donde los médicos descubrieron que tenía una serie de problemas, incluida una pérdida auditiva grave (…) dijo, había sido golpeado por un fenómeno extraño e inquietante, un poderoso rayo de sonido agudo que parecía apuntar directamente hacia él”. Llama la atención que este comentario se lo hace a uno de los que había escuchado unos ruidos que le parecieron anormales.
Según lo que ha trascendido donde primero fueron examinados el resto de los afectados fue en dicha ciudad, a pesar que no son las instituciones de esa urbe de las más destacadas o prestigiosas dentro de los EE.UU. en el campo de las ciencias que compete a estos inventados eventos de salud, Aún más llamativo es que la primera de ellas después de visitar esa ciudad realizará lo que puede describirse como una acción de influencia psicológica sobre uno de sus compañeros.
¿Quién es el padre de la criatura Washington o Miami?, ¿Dónde nació en Miami o en Washington?
The New York Times continúa alejándose de la verdad al sugerir que las investigaciones de Estados Unidos alrededor del empleo de las microondas con fines militares responden a la necesidad que en su momento tuvo de contrarrestar los avances de la antigua URSS en ese campo, lo cual resulta totalmente falso.
Algunos elementos que lo demuestran.
Desde época tan temprana como 1962 según asegura el sitio Año Cero el Ejército estadounidense comenzó a interesarse por los efectos de las microondas sobre los seres humanos.
Asegura el medio que, en 1968, agentes y científicos de la CIA llevaron a cabo terribles experimentos con prisioneros vietnamitas en el Hospital de Bien Hoa. Pretendían conocer si era posible doblegar la mente de una persona mediante impulsos eléctricos. Los resultados obtenidos se consideraron alto secreto y los prisioneros fueron ejecutados para que no quedaran pistas de los ensayos.
Por su parte el sitio DSalud reseña varias investigaciones sobre la influencia de las ondas electromagnéticas en los seres humanos realizadas por EE.UU. con fines no médicos entre ellas:
La doctora Elisabeth Rauscher física nuclear que dirigía el Laboratorio de Investigación Tecnológico de San Leandro en California (Estados Unidos) investigó las posibilidades de las ondas ELF (siglas en inglés de Extremadamente Baja Frecuencia) y consiguió utilizándolas inducir a distancia en sujetos náuseas y estados de euforia. Llegó a afirmar: “…puedo modificar el comportamiento del 80% de los habitantes de esta ciudad sin que lo sepan…”
En 1984, el capitán Paul Tyler médico de la marina norteamericana responsable de la investigación sobre los efectos de las radiaciones en humanos reconocía en el Centro Universitario para la Doctrina Aeroespacial sito en Alabama (EEUU) que, se podían alcanzar efectos biológicos precisos con la ayuda de ondas electromagnéticas que ya estaban identificadas.
El director del DARPA durante el Proyecto Pandora[3] Richard Cesaro, agencia ultrasecreta, que tiene sus instalaciones en el estado de Virginia, muy cerca de la universidad en la que el estudiante coreano Cho Seung-hui llevó a cabo en abril del 2007 una inexplicable matanza, afirmó: “La posibilidad de ejercer cierto grado de control sobre el comportamiento humano mediante microondas de baja intensidad es, a la luz de nuestras investigaciones, algo razonable”.
Según DSalud a Cameron, presidente de la Asociación de Psiquiatras Americanos y Canadienses durante largos años y director del Allen Memorial Psychiatric Instituteen Montreal (fundado en 1943 con fondos de la Fundación Rockefeller para desarrollar el proyecto de control mental Monarca, una rama más al igual que el Proyecto Pandora– del famoso MK Ultra), la CIA le financió investigaciones a través de la Fundación Cornell para el estudio de este tema.
El medio sostiene que existe constancia de que investigaciones similares para alterar las funciones cerebrales en función de manipular la conducta de seres humanos se han llevado a cabo en Estados Unidos en: El Hospital de Kansas City en Missouri, en la Universidad de Rochester de Nueva York, en los centros Brooks Airforce Space de San Antonio (Texas), en el Johns Hopkins de Baltimore (Maryland), en el Instituto Tecnológico de Massachussets, en la Universidad de Pennsylvania y en otros laboratorios.
Año Cero corrobora lo anterior al plantear, “El interés de la comunidad de inteligencia de EE UU en esta clase de armamento provocó que no solo la CIA, sino diversos servicios secretos, financiaran investigaciones en universidades y empresas. Por ejemplo, la inteligencia de la Marina invirtió millones de dólares en proyectos para inducir paros cardíacos, trastornos del comportamiento y alucinaciones auditivas empleando el potencial de las microondas”.
Si la Universidad de Pennsylvania ha participado en este tipo de investigaciones, resulta obvio que debe mantener estrechos vínculos con los servicios secretos y el sector militar norteamericano, convicción que se refuerza si consideramos lo que arriba señalé sobre los vínculos del Sr Douglas H. Smith con el Departamento de Defensa de los EE.UU.
Deben ser profundos conocedores de los síntomas y afectaciones que presuntamente experimentan las personas al ser sometidas a un bombardeo con microondas, por lo que resulta paradójico que se hayan mostrado desorientados, arribado a resultados de poco rigor científico en el estudio de los “afectados” y solo ahora se hayan percatado, de lo que de haber sido cierto debieron identificar desde el principio.
¿Habla la Universidad de Pennsylvania o los que financian sus investigaciones?
DSalud asevera que existe la patente norteamericana 3.951.134 de 1976, a nombre de un tal Malech (Robert G., de Nueva York), que describe “un aparato y método para monitorear y alterar el comportamiento de las ondas cerebrales de un sujeto desde una posición alejada mediante señales electromagnéticas.
Rusia Today afirma EE.UU posee un ‘cañón’ no letal que dispara un haz de ondas electromagnéticas a una distancia de hasta 1.000 metros y que provoca un calentamiento tan molesto que obliga al ‘blanco’ a huir asustado.
Año Cero , asegura que, en 2006 el Departamento de Defensa dio a conocer un informe redactado por especialistas del Comando de Inteligencia y Seguridad del Ejército estadounidense clasificado como secreto en el cual se trata el uso de las microondas como arma de guerra y en operaciones de sabotaje e inteligencia.
De todo lo anterior se desprende que utilizaran los vastos conocimientos que han adquirido sobre los efectos de las microondas en los seres humanos para intentar consolidar la matriz de opinión de que sus funcionarios fueron realmente atacados en La Habana.
[1] La Señal de Moscú según documento del Departamento de Estado de Norteamérica revelado por Wikileaks estuvo relacionada con microondas direccionales dirigidas a los pisos superiores de la embajada norteamericana en Moscú. Las investigaciones que duraron aproximadamente 13 años concluyeron que, no había evidencia que estableciera una conexión entre la radiación y cualquier problema de salud experimentado por los que estaban en la embajada en esos momentos o habían estado en el pasado. Luego el gobierno norteamericano y los medios se encargaron de crear un final diferente. Se ordenó indemnizar a las “víctimas”.
[2] Efecto Frey; según el modelo actual, las ondas electromagnéticas no actúan directamente sobre el oído, sino que crean ondas acústicas en los tejidos blandos de la cabeza que se transmiten a través del hueso hasta el sistema auditivo.
[3] El Proyecto Pandora, fue un programa de la CIA cuyo objetivo era sembrar la mente de los “enemigos” con voces que les dieran órdenes. El plan era utilizar microondas de muy baja frecuencia. La CIA reclutó al psicólogo Donald Ewen Cameron como líder del proyecto.
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