Por: Marco Velázquez Cristo.
Quien piensa en sí no ama a la Patria.
José Martí.
Los que salieron a las calles junto a la contrarrevolución interna, cómplice de la fauna anexionista de Miami, replicante de su falso discurso “humanista” tras el que pretenden ocultar la malsana intención de lograr que su amo imperial intervenga militarmente en Cuba, les han servido a estos de instrumento en su vano intento de crear una situación de inestabilidad que sirva de pretexto para una acción de ese tipo que, concluya con el derrocamiento de la Revolución. Se situaron en el lado equivocado de la historia, en el bando de sus propios enemigos.
Terminaron lanzándose contra sí mismos y sus familias porque si los objetivos de los que apoyaron se hubiesen consumado y el enemigo lanzado su traidor zarpazo, habría corrido mucha sangre cubana y las bombas no vienen con nombres.
Deberían entender además que, en un hipotético y nunca posible escenario de caída de la Revolución, junto a esos a los que hoy siguieron serían olvidados, humillados y sus derechos, esos que les ha dado la que contra ayer se lanzaron, serían desconocidos y pisoteados. Conocerían entonces la verdadera cara de sus pretendidos “benefactores”.
Si sintieron que les faltaban las fuerzas y el valor para continuar resistiendo y luchando por el decoro de su patria y su derecho a la vida, si decidieron inclinar su frente y manchar su honor uniéndose a mercenarios y delincuentes en equivocada búsqueda de apoyo, les recuerdo estos dos pensamientos del apóstol, “Vale más un minuto de pie que una vida de rodillas” y “la pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra”.
Ningún ciudadano honesto compartiría escenario con lo peor de la sociedad.
Como revolucionario cubano ni los odio, ni los desprecio, quien intenta suicidarse solo puede inspirar lastima, aunque debo ser franco, me resulta extremadamente difícil de creer y entender su “confusión”, por lo que ya he dicho y porque no se le grita dictadura a un gobierno de pueblo, ni se participa en acciones de desobediencia civil contra él, mucho menos en medio de una pandemia, lo que puede llevar a un incremento de los casos y costar vidas, no se pide o se repite como enajenado “patria y vida” como si no se tuvieran, cuando se sabe que, tenemos vida porque tenemos patria, y es de esa convicción que nace la decisión de patria o muerte de la mayoría de los cubanos que, estamos convencidos que como dijera el maestro, “pueblo que se somete, perece”.
Es cierto que contra el pueblo cubano se desarrolla una feroz guerra mediática, a la que se ha dado en llamar guerra no convencional, dirigida a, quebrar su unidad, destruir su voluntad de resistencia y minar su apoyo a la Revolución, pero existe una realidad que es la gran obra humanista de ella que, no verla u olvidarla es un acto de ingratitud y mala fe difícil de explicar.
Una de sus motivaciones para manifestarse según lo escuchado en los audiovisuales difundidos en las redes, han sido los apagones, yo les preguntaría, ¿las causas de esos apagones están en la ineficiencia o la indolencia del gobierno?, saben que no, entonces, ¿por qué la furia y la violencia desatada en el día de ayer contra las autoridades? Resulta particularmente contradictoria esa conducta con el carácter pacifico que dicen tenían sus protestas.
Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio.
José Martí.
En mi opinión las preguntas que tendríamos los cubanos que hacernos ante los problemas que nos afectan, siempre deberían ser, ¿Cuál es su causa?, para poder ser justos en nuestras exigencias y ¿Qué puedo hacer para esclarecer a los demás sobre sus orígenes y qué aportar a su solución si es que está en mis manos hacerlo? Esto sería la manera más patriótica y honesta de comportarnos, máxime en circunstancias como la que vive el país.
De mercenarios y delincuentes no voy hablar, son lacras sin dignidad; ellos, como los “confundidos” que los acompañaron deben saber que, esta revolución no será entregada ni traicionada jamás, con Fidel les decimos que, frente al derecho de la revolución de ser y de existir nadie. No queremos la violencia, pero si persisten en sus intenciones de destruirla, subestimando la capacidad de respuesta de las fuerzas revolucionarias, suya será la responsabilidad de lo que ocurra. Nosotros, los agradecidos, los que queremos bien a la patria lucharemos y venceremos.
La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal. Se le sirve, pero no se la toma para servirse de ella.
José Martí.