Cuba vs EE.UU. No existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas.

Por: Marco Velázquez Cristo.

Parafraseando al poeta del centenario, por nuestro honor de cubanos ya estamos en combate, una vez más denunciaremos ante el mundo en la ONU el injusto y cruel acto de genocidio que mantiene EE.UU. contra Cuba, su bloqueo económico, comercial y financiero. Seguramente obtendremos una nueva victoria y el imperio quedará aislado.

Pero la batalla no se librará solo en la ONU donde estarán nuestros diplomáticos representándonos, hoy la contienda se centrará en dos frentes fundamentales el de la diplomacia y las redes sociales; y en ambos venceremos.

A los “pundonorosos” que han criticado la fuerte respuesta con la cual nuestros representantes hicieron fracasar en Perú una provocación anticubana orquestada por el imperio y sus lacayos; les digo que, cuando se defiende el honor, la independencia y la vergüenza de un pueblo cualquier palabra y vestimenta son válidas como lo demostraron Fidel y Roa.

Un poco de historia:

En su libro Así es Fidel,  Luis Baez, cita lo escrito por el periodista Miguel Boan sobre la presencia de Fidel en 1960 en la sesión inaugural del XV período de sesiones de la Asamblea General de la ONU. La cita. 

“Fidel rompió tres reglas tradicionales observadas hasta entonces en la organización internacional: no escribió el discurso sino que lo improvisó, se presentó en uniforme de campaña, lo que constituía un hecho insólito en un medio que se caracteriza por la «elegancia» de los delegados, muchos de los cuales hacen estúpidos alardes de buen vestir y hasta entablan competencias entre sí con respecto al corte, la clase de tela de los trajes, etc.; por último el discurso de Fidel duró cuatro horas y veinte minutos. Jamás un delegado había hablado durante tanto tiempo (…) en la tribuna internacional. (…) lo que más conmovió a todos fue el discurso en sí. En toda la historia de la ONU nadie se había atrevido a decir en aquel recinto las cosas (…) que dijo Fidel Castro, a nombre del pueblo de Cuba y de la Revolución. (…) El discurso fue interrumpido treinta veces por los aplausos. Hecho también insólito en la historia de la ONU. En dos ocasiones fue llamado por el Presidente de la Asamblea, (…) quien fiel servidor de sus amos norteamericanos quiso congraciarse con ellos ensayando poses de cruzado cuando el líder cubano calificó justamente a Kennedy y a Nixon como «políticos de poco seso»”.

A este ejemplo pudiéramos agregar el de la respuesta dada por el Canciller de la Dignidad Raúl Roa a la vil conducta del representante de la dictadura de Pinochet ante la ONU, quien pretendió difamar de la revolución cubana y de su líder.

En su artículo, El inolvidable Canciller de la Dignidad, Narciso Amador Fernández Ramírez reseñaría lo que expresará el propio Roa en una carta respecto a ese incidente: ”…Recibí una ovación estremecedora. Pero luego vinieron las réplicas. La del chileno la primera. Comenzó a difamar e insultar; pero cuando dijo que Fidel se refocilaba con los cadáveres de los fusilados, un impulso me levantó del escaño y salí disparado para la tribuna a propinarle una bofetada entre gritos de HP.., Mar…, Asesino!!!… Se metió la gente por el medio y el Presidente tuvo que suspender momentáneamente la Asamblea”.

Y continuaba Roa: “Cables, periódicos y televisión dieron primacía a la noticia. Pusimos a Chile otra vez en la primera plana. (…) el escándalo ha sido mayúsculo. (…) Estoy jubiloso por todo esto. Gran batalla por Chile”.

¿Acaso se puede cuestionar la altura intelectual, cultural, política, como revolucionarios y seres humanos de estos dos grandes hombres orgullo de Cuba? Naturalmente que NO, ¿Se les puede calificar de groseros o de carencia de vocabulario para expresar sus ideas y defender el país? Sería una infamia hacerlo.

El traje verde olivo de campaña que usó el Jefe de la Revolución y el verbo encendido de ambos, significaron que estaban en combate en defensa no solo de Cuba, sino también de nuestros pueblos de América.

La patria de Martí nunca ha inclinado su frente ante nadie, recuerdo cuando Fidel en una de sus intervenciones en la ONU tapó con su pañuelo el reloj por el que debería guiarse para ajustar su intervención al tiempo que se había establecido para cada orador.

¿Fue Fidel irreverente, arrogante o mal educado con esa acción?

NO, fue un gesto de defensa y ejercicio del derecho de igualdad, porque al representante del imperio se le había permitido hablar todo el tiempo que quiso, fue una acción de denuncia del vasallaje de los que pretendían situar a Norteamérica por encima del resto del mundo, fue la digna respuesta del Jefe de la Revolución cubana al ultraje que significaba para la patria la condición de país inferior que se le pretendía imponer.     

En el fragor de la batalla frente a la agresión, el insulto enemigo y el intento de desprecio a la patria, la sangre arde y la respuesta enérgica brota en catarsis incontenible de acciones y palabras a la altura de la ofensa que se nos infiere.

Entonces, ¿Dónde está el pecado? Pecado imperdonable es callar y aceptar la bofetada como muchos vergonzosamente hacen.

Hoy en la ONU saldrá una vez más a enfrentar al imperio el pueblo cubano a través de nuestros diplomáticos dignos herederos de Fidel, Roa y de todos los que han luchado en cualquier escenario por la patria y los pueblos de nuestra América. Confiamos en ellos. La victoria será de todos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.