Cuba: Un oportunista ante el deceso del Cardenal Jaime Ortega.

Por: Marco Velázquez Cristo.

En la nota en que informa del fallecimiento del Cardenal Jaime Ortega Alamino el Arzobispado de La Habana considera que no es oportuno en estos momentos pretender abarcar la fecunda obra de sus años sacerdotales. Sin embargo uno de los tantos que practica el vedetismo mediático, no ha podido controlar su ego y ha lanzado un extenso análisis de la misma.

El personaje de quien hablo y que no menciono para no darle el realce que no merece es un oportunista que trata de aprovechar momentos coyunturales para intentar sobresalir, dibujándose como próximo o conocedor de las figuras que las signan.

A raíz de la visita del Presidente Miguel Díaz Canel a EE.UU, el ególatra de marras en una entrevista con un medio de prensa extranjero alardeó de conocer a profundidad al mencionado dirigente, ahora hace lo mismo en el contexto de la muerte del Cardenal Jaime Ortega.

En esta ocasión aprovecha para resaltar un pasaje de la vida del prelado que este supo dejar a un lado para centrarse en cuestiones medulares del país y de las relaciones Iglesia Estado. Pensó en la patria antes que en él.

La falta de esa virtud quizás le impida a su “biógrafo” a pesar de blasonar de conocerlo a fondo, entender el significado del  lema de ordenación sacerdotal que eligió: “Este tesoro lo llevamos en vasos de barro” II Cor 4,7.

La interpretación que los conocedores de la religión le dan es: el tesoro es la unidad, la frágil vasija de barro dentro de la cual se le sitúa,  representa la necesidad de su cuidado para que no se fragmente. El Cardenal hizo honor con su vida al significado de ese lema.

Desprovisto de todo tipo de sentimiento de resentimiento, comprendiendo el contexto interno en que se desarrollaron los acontecimientos que lo afectaron, las circunstancias que los condicionaron y reconociendo la esencia humanista de la Revolución, no permitió que lo ocurrido limitara su lucha por la unidad y el bienestar de su pueblo.

Esa conducta lo diferencia de quien, parafraseando al apóstol, “tiene ojos para los lunares, y cuando ve cosa bella, airado de que lo sea, busca colérico la mancha o defecto y goza cuando la halla porque tiene el alma ruin

Cuán lejos está la ética del “biógrafo” de la de su biografiado.

El vanidoso mira a su nombre; y el hombre honrado a la patria.

 José Martí.

 

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