Por: Marco Velázquez Cristo.
En la blogosfera cubana existen unos “pintores” monocromáticos cuyos pinceles pintan todo de negro que, tienen su cubil en plataformas que en vano intento por esconder las fuentes de financiamiento dan paso al cobro de publicidad.
Pero no voy a perder el tiempo en analizar las nocivas publicaciones de estos rocambolescos personajes sino a la conducta de aquellos que se precian de “revolucionarios”, mientras coinciden con las “iluminadas tesis” de ellos. En no pocas ocasiones cocinándose en su propia salsa, bailan y se dan la mano con estos sin importarles la facha; dedicándose unos a otros los más cariñosos halagos.
Dicen luchar por salvar la Revolución, pero un proyecto social no se salva sembrando pesimismo, incertidumbre, trasladando mensajes desalentadores, reaccionando de forma irresponsable sin tener todos los elementos contra las medidas que toma el gobierno, dando crédito y publicidad a los que las descalifican, manipulando lo que dicen los dirigentes para tratar de hacerlo coincidir con sus propios criterios o mensajes que divulgan en las redes, en fin haciéndole el juego al enemigo.
Además en momentos en que la unidad de las fuerzas revolucionarias es más determinante que nunca para poder enfrentar con éxito la arremetida imperial, preferir hacer causa común con cuestionables sujetos antes que con personas de probada fidelidad a la Revolución, cualesquiera que sean las causas que enarbolen para justificar sus conductas, incluyendo el que por decirlo a lo cubano no les caigan bien o discrepen sobre las causas de los problemas que afectan al país es cuando menos una conducta infantil que demuestra inmadurez política, y en el peor de los casos una evidencia de lo falso de su discurso pluralista.
Como entender por ejemplo que, arguyendo fines justicieros se lanzaran a lides mediáticas para defender a un antiético periodista y a un egocéntrico que ha terminado tomando clases de subversión en una institución norteamericana y ahora hayan guardado silencio ante los injustos y vulgares ataques que han sufrido los actores Fernando Hechavarría y Jorge Enrique Caballero por protagonizar un spot en la televisión cubana contra la Ley Helm Burton. Vale aclarar que, con sus defendidos no existió injusticia alguna.
Esta mudez de los tradicionales alborotadores de la blogosfera cubana, contrasta además con el, ah, eh, ah, eh la chambelona que montaron cuando se promulgó el Decreto 349, o más recientemente con su “conmovedora”, histérica e hipócrita reacción en “defensa” de los derechos de la comunidad LGBTI.
Ese paradójico comportamiento demuestra que, sus pretendidas preocupaciones por la justicia responden a afinidades personales, a la coincidencia de intereses y al oportunismo; no a un honesto sentimiento de equidad.
Por las razones anteriores resulta imposible creerles que lo que hacen es para salvar la Revolución. Asumir que lo realizan con ese fin sería como entender que, los estadunidenses mantienen el cruel bloqueo contra Cuba con un fin humanista.