Cuba: ¿Progresistas? no, carcas

Por: Marco Velázquez Cristo.

El ensayo publicado en la revista CUBA SOCIALISTA bajo el título de, “Progresismo” en Cuba y memorias del subdesarrollo junto a la entrevista a los autores del mismo publicada en La Pupila Insomne, ha despertado la ira de unos que sin ser nombrados se han sentido aludidos. A confesión de partes relevo de pruebas.

Los que se han autodefinido como “progresistas”  cuestionan y en no pocos casos ofenden a los autores y a todo el que consideran ajeno o contrario a sus “ideas”, increíblemente asocian el texto al inicio de una purga impulsada por el Estado, llegando al extremo insultante e infame de sugerir que el gobierno está actuando como en el pasado hizo el dictador Fulgencio Batista llevado por su miedo a sus adversarios políticos.

Es su vieja táctica de victimizarse presentándose como perseguidos por el gobierno para buscar apoyo y generar sinergia con ellos. La falsedad de su imputación es evidente, los autores no residen en el país y han aclarado que no poseen ningún tipo de vínculo con la institucionalidad cubana, amén de que  el prestigio de la Revolución y el apoyo que le brinda la inmensa mayoría del pueblo desmienten tal acusación de estos ególatras trasnochados, incapaces de ver su propia insignificancia.

Una dama se siente aludida porque los autores catalogan como “progresistas” a los que, la cito, “…hacen una revisión de la historia, (…) eso es algo que he hecho con frecuencia en mis artículos…”. Coge el sayo se lo pone, comprueba que se adapta a su cuerpo y después se enoja, complicada esta autoproclamada “progresista”, la cual entre sus más relevantes “aportes” al “conocimiento” de la historia de Cuba tiene el negar la existencia de una sola revolución, a contrapelo de lo que afirman prestigiosos historiadores como Eusebio Leal y personalidades de la talla de Fidel.

La conducta que han asumido refrenda lo acertado de las valoraciones realizadas por los autores del citado artículo y del entrecomillado de la palabra  “progresistas” que utilizaron, pues en realidad son el antónimo de su significado,  son unos carcas.

Veamos por qué afirmo esto.

Los autores: “…Quienes publican en estos espacios (los llamados sitios “alternativos o independientes”) van construyendo una narrativa “progresista” que asume como hilo conductor un discurso de descrédito y, en ocasiones, marcadamente resentido, respecto al sistema político cubano.

Los “progresistas”: “…los autores son unos simples peones de un sistema que hace rato renunció a luchar contra la enajenación del ser humano, y a la enajenación del capital ha sumado la desvergüenza, la doble moral, y el oportunismo más cobarde”.

Otra de los “progresistas”, “…Quieren imponer la defensa de un modelo de socialismo que no ha demostrado ser viable económica ni políticamente…”

Los autores: “…A pesar de su pretendida “pluralidad”, es difícil que encontremos posturas identificadas con el curso del proceso revolucionario en las últimas décadas, ni siquiera desde una perspectiva crítica”.

Los “progresistas”: “…Una cosa es expresar una opinión como ciudadano (…) y otra hacerlo como componente de los aparatos represivos del Estado…”, hábil manera de tratar de descalificar a los que no piensan como ellos.

Los autores: “…Son los mismos quienes publican en unos y otros de estos medios, se citan entre sí, y van creando una red que busca posicionarse dentro del escenario mediático en torno a Cuba. Tratan de ejercer influencia en la opinión pública…”

Los “progresistas”: ¿No creen que ya es hora de que los que estamos fajados en estas lides, (…) nos veamos las caras? ¿Quién da el primer paso?, Vaya preparamos una mesa redonda.

Además la hipocresía y el cinismo que reflejan sus reclamos que reafirman la justeza de la opinión que se tiene de ellos; como pensar de otra manera de quienes se quejan de que son víctimas de generalizaciones cuando  a diario llaman ineptos y corruptos a todos los funcionarios estatales, acusan de dogmáticos y extremistas a todo el que no piensa como ellos o tratan de darle un carácter general a sus “opiniones” intentando hacerlas pasar por las del pueblo.

No se les generaliza,  generalizan y se generalizan al asumir como una sola voz lo que dice cada uno de ellos. Nadie los mete a todos en el mismo saco, sino que todos se meten en el mismo saco. No sé contradicen ni por error.

Reproducen igual comportamiento al quejarse de ser ofendidos cuando son los mayores practicantes de insultos.  Los ataques, no pueden ser calificados de otra manera contra Iroel Sánchez en el contexto de la publicación de los textos a que nos hemos referido son un claro ejemplo de ello. Le han dedicado los más “cariñosos” epítetos, ironizo porque es irónico que no ofendió a nadie y contra él se desaten los demonios, aunque es algo que habitualmente sucede. Quizás como expresara el profesor Ernesto Estévez Rams en sus palabras de presentación del libro de Iroel Sánchez, “Cuba frente al buen vecino. Entre el contrato y la herejía”,  la verdadera culpa de este descansa en no dar tregua.

Pero existe una injuria lanzada por uno de los “progresistas” carca sin comillas y asumida por el resto de sus correligionarios que han callado que, además de infame los ubica en posiciones irreconciliables con las de los verdaderos revolucionarios, me refiero a la publicación de un artículo donde se pone en entredicho la honestidad con la cual Fidel habría manejado y dado destino a los regalos que recibió en el desempeño de su cargo.

En la cúspide de la sandez claman por un Código de ética para regular lo relacionado con los regalos que pueden recibir los funcionarios estatales, obviando que existe el Código de Ética de los Cuadros del Estado que, define las normas que deben regir su vida y conducta.  Su ignorancia a conciencia se entiende cuando ponen una ley norteamericana y el comportamiento de algunos políticos de ese país respecto a este tema como ejemplos a seguir.

Un cuestionamiento de ese tipo a Fidel es una afrenta a su memoria imposible de calificar, es ofender a la inmensa mayoría del pueblo cubano y a todas las personas honestas que en el mundo  lo respetan y admiran por su limpia trayectoria. Su enorme prestigio y la fuerza luminosa de su ejemplo no los pueden empañar ninguno de sus virulentos enemigos, todos empequeñecen ante su estatura moral. Como dije en una ocasión son como gozques asustados ladrándole al sol.

Aunque Fidel no necesita de  la opinión o la defensa de los “progresistas” carcas, me gustaría leer lo que tienen que decir sobre esta inadmisible ofensa lanzada desde un blog donde habitualmente publican sus “hermanos de causa”. Los reto a que censuren públicamente a los que la profirieron y a que no traten de restarle importancia, intentando utilizar las hipócritas “preocupaciones” que se esbozan en el afrentoso  texto para ocultar las verdaderas intenciones de este.

Con Fidel no puede haber ambigüedades.

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