Cuba ni se rinde ni se vende, vencerá

Por: Marco Velázquez Cristo.

La administración norteamericana ha incrementado su hostilidad contra Cuba bajo el pretexto de que apoyamos a Venezuela, en realidad le están dando continuidad a una política basada en sucesivas agresiones a  la isla cuya finalidad siempre ha sido la destrucción de nuestro proyecto social.

Primero nos acusaron de satélites soviéticos y por lo tanto éramos una amenaza para ellos, luego de desestabilizar la región porque exportábamos la revolución, como si las condiciones para su surgimiento se pudieran enviar de un país a otro, un disparate acorde con el cinismo con el cual EE.UU. siempre pretende justificar su política de dominación imperial que, también los llevó a tratar de exigirnos que dejáramos solos a los pueblos de África en sus luchas contra el colonialismo y el apartheid.

Cuando se analizan todos los pretextos esgrimidos por el imperialismo yanqui en las diferentes coyunturas históricas para agredirnos y difamarnos se llega a la conclusión que, a lo que más temen es al ejemplo de Cuba y al valor agregado que su prestigio otorga a su solidaridad, saben que si alcanzamos, como lo vamos a  conseguir un socialismo próspero y sostenible, su discurso de la inviabilidad de nuestro proyecto social se derrumbará y ese triunfo constituiría un acicate  para los pueblos que luchan por instaurar en sus países un sistema social que garantice la equidad y la justicia social que sin lugar a dudas no puede ser el capitalismo.

El cuestionamiento a nuestra solidaridad con Venezuela y su tergiversación es parte además de sus pretensiones de destruir la revolución bolivariana que constituye un obstáculo que les impide apoderarse de la mayor reserva petrolera del mundo, por eso la quieren aislar y asfixiar económicamente.

Las batallas que libra el ejército de batas blancas cubano en Venezuela contribuye a disminuir el impacto sobre la salud del pueblo de esa hermana nación de la compleja situación económica creada como consecuencia de las medidas aplicadas contra ella por EE.UU., eso perjudica los planes del imperio de tratar de justificar una agresión militar a la patria de Chávez so pretexto de la existencia de una crisis humanitaria. Además el prestigio de Cuba y la vocación solidaria de su revolución transforman nuestro apoyo político y moral a Venezuela en un obstáculo para las pretensiones imperiales de aislar a la revolución bolivariana mediante el descredito. El mundo sabe que, Cuba no apoya las malas causas y eso los yanquis también lo saben.

En este contexto al ya complejo escenario internacional ahora se añade un elemento que lo tensa aún más y que puede incrementar la agresividad de la administración norteamericana contra la nación suramericana y es que, el bombardeo que se atribuyó el grupo de los hutíes de Yemen a una refinería y a un campo petrolero de la empresa estatal de Arabia Saudita, Aramco, mayor productor de petróleo del mundo, la cual aporta a los mercados internacionales el 10% del crudo que se comercializa, han provocado la disminución de la producción de ese producto de los sauditas en un 50% y en un 5%  la mundial, elevando los precios del mismo en más del 10%, lo que beneficia a los países exportadores y perjudica a los importadores de dicho combustible fosil.

Sin desestimar las consideraciones de los expertos sobre las posibilidades de EE.UU. y los sauditas de utilizar sus reservas para suplir dicho déficit y evitar una subida incontrolada de los precios del petróleo, existen otros elementos a tener en cuenta en la situación creada tales como: la vulnerabilidad de las plantas de Arabia Saudita que  constituye a su vez  una vulnerabilidad de una parte vital de la infraestructura energética global de la que depende Estados Unidos, quien seguramente estará  evaluando las medidas para disminuir o erradicar lo que constituye una debilidad para ellos.

La orden de Trump de autorizar la liberación de la reserva estratégica de petróleo algo que solo se ha realizado en cuatro ocasiones en la historia de EE.UU. puede tener el componente que señaló de evitar la subida de los precios del crudo a niveles desproporcionados, pero también indica que los cohetes o bombas que impactaron en Abqaiq, la mayor planta de refinamiento de crudo del mundo, y en el campo petrolero de Khurais perjudicaron en no despreciable medida los suministros de ese producto a la Norteamérica del magnate presidente, si no es así, ¿por qué este se preocupó porque se adelantaran los trabajos para concluir los oleoductos que se construyen en el país?, ¿por los precios o por la necesidad de garantizar los suministros de petróleo a todas las partes del imperio  ante una eventual crisis de producción mundial?. A Venezuela la tienen cerca y en una zona mucho más estable. No olvidar esto.

Es en esta situación en que Cuba se encuentra transitando por una coyuntura signada por la escasez de algunos tipos de combustibles derivados del petróleo, la cual está motivada por el recrudecimiento de la guerra económica que desarrolla el gobierno norteamericano contra nuestra nación en la que se insertan las medidas dirigidas a tratar de impedir la llegada de buques con este producto a puertos cubanos.

Desde que el presidente Miguel Díaz Canel y los Ministros de los sectores afectados explicaron todo lo relacionado con dicha problemática, los grandes medios que controlan EE.UU. y sus aliados, así como sus replicantes que se le subordinan y por lógica la pléyade de  mercenarios y apátridas externos e internos iniciaron una campaña dirigida a manipular las causas de la misma tratando de sembrar la incertidumbre sobre su posible prolongación en el tiempo, lo que a su vez presupone el intento de restarle credibilidad a la afirmación del Presidente de que se trata de una situación coyuntural, y busca minar la confianza del pueblo en él. La opinión pública internacional es otra de las víctimas de esta campaña de desinformación.

Los yanquis cegados por la frustración y el fracaso de su política de hostilidad hacia Cuba se ponen en ridículo ante el mundo al caer en contradicciones imposibles de ocultar, por un lado tratan de construir y difundir una imagen de un país en el que impera un sistema fallido, próximo a la debacle política, económica y social, mientras paralelamente nos acusan de ser los que sostenemos en el poder al gobierno bolivariano, otra de sus tantas mentiras pero que a cualquier persona no bien informada haría preguntarse, ¿Por fin los cubanos se están hundiendo o son tan poderosos que pueden frustrar los planes de EE.UU. de derrocar a un gobierno que no les agrada?.

Sin importar las infamias y mentiras de nuestros enemigos externos y los que desde dentro pretenden hacerle el juego continuaremos al lado del pueblo venezolano. En lo que a nosotros respecta deben saber que, Cuba no es Numancia, no estamos aislados como esa ciudad  celtíbera, no nos entregaremos como esclavos a los que nos cercan, tampoco  nos suicidaremos para no caer en sus manos como hicieron sus habitantes,  porque fieles a nuestra historia y al legado del Comandante en Jefe en cualquier circunstancia seguiremos luchando y seguiremos resistiendo, convencidos que al final venceremos.  

 

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