Por: Marco Velázquez Cristo.
La aprobación de la nueva Constitución por la gran mayoría del pueblo cubano, generó mucha frustración en afiebradas mentes de Miami y de personeros del gobierno del país en que residen. Su brutal campaña mediática, dinero enviado e influencias realizadas, no pudieron evitar el fracaso de sus intenciones de lograr un resultado contrario al que se obtuvo.
Ante este hecho que se inserta en medio de un recrudecimiento de la agresividad de la administración norteamericana principalmente hacia Venezuela y Cuba cuyas revoluciones desean destruir por razones bien conocidas; han decidido:
Realizar acciones en el escenario físico acompañadas de campañas mediáticas que posicionen matrices de opinión que, creen dudas sobre la implementación de lo que establece la nueva Carta Magna; fomentando la idea de que el gobierno estafó al pueblo y que los derechos en ella recogidos no se permitirá su ejercicio.
Como parte de este accionar invocan entre otros a su Artículo 56 que establece: “Los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, se reconocen por el Estado siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley”. Según los “eruditos” que le hacen el juego a nuestros enemigos se violó este artículo pues la “marcha” del 11/5 tenía un fin lícito y respetaba el orden público.
Analicemos.
La pretensión de connotados cabecillas contrarrevolucionarios de transformarla en una provocación política la despojaron de su verdadera esencia de lucha contra la homofobia y la transfobia. Esas intenciones conocidas y denunciadas oportunamente motivaron su no autorización, lo que la privó de su carácter lícito. A los que gustan de los academicismos les recuerdo que, la palabra lícito es un adjetivo que hace referencia a aquello que se encuentra autorizado. Amén de que, lo que deseaban hacer los mencionados elementos no tenía nada de lícito como quedo posteriormente demostrado.
En cuanto el respeto al orden público: El solo hecho de contravenir lo que un miembro de la policía le haya indicado a una persona o grupo de ellas constituye una violación del orden público. Además la calle es un bien público de infraestructura y su uso privativo sea cual fuera su fin precisa de un título habilitante que, debe otorgar la administración pública y de ese carecía la marcha.
Adicionalmente al no contar con la debida autorización no se tenía planificado su aseguramiento, pudiendo ocasionar tal y como le explicaron reiteradamente las autoridades a los participantes interrupciones y otros inconvenientes en el tránsito y hasta posibles accidentes en una vía tan importante como Malecón.
La marcha de marras fue en realidad un intento de provocación política con fines divisionistas y desestabilizadores, orquestado a partir de la manipulación inescrupulosa de los sentimientos de los integrantes de la comunidad LGBTI, tal y como denunciamos en el post “Cuba: Marcha o crónica de una provocación anunciada” donde afirmamos:
“… las orientaciones provenientes de Miami son: incentivar la realización de marchas públicas con motivos aparentemente inocuos que, dejen al gobierno sin argumentos para prohibirlas o de hacerlo le generen el rechazo de los sectores de la población que resulten afectados. Aprovechar las que se autoricen para “denunciar violaciones de los derechos humanos y las libertades democráticas”.
El enemigo puso en acción su maquinaria mediática y a su red de lacayos internos en un vano intento por confundir a la opinión pública, presentando esa provocación como una genuina marcha de la comunidad LGBTI.
A esto se prestaron algunos que sin formar parte de digamos la contrarrevolución tradicional actuaron como esta, saltando exaltados al tablado de las redes a bailar un cancán desenfrenado contra las instituciones estatales y sus dirigentes, compartiendo escenario y cantando en afinado coro con la flor y nata del mercenarismo interno y externo que, los premió con su aplauso y la publicación de sus diatribas hacia la que dicen querer preservar.
Aclaro no me estoy refiriendo a miembros de la comunidad LGBTI sino a los que a pesar de haberse publicados videos, entrevistas a activistas de dicha comunidad, expuestos argumentos y demostrado quienes estaban detrás de la marcha y las razones por las cuales esta no fue autorizada, invisibilizan todo eso e insisten en cuestionar a las autoridades y de calificar de represión su actuación cuando resulta evidente que no existió la misma.
Entre estos no faltan los que para sustentar sus críticas hacen alusión a otras similares realizadas por personalidades públicas no comprenden que, en Cuba la validez de las opiniones no se mide por el sector de la sociedad de donde provengan, ni por la persona que las realice, pues la Constitución esa que tanto les gusta invocar, establece que todos tenemos iguales derechos y valía. No todos practicamos la adulonería, ni consideramos a nadie poseedor de una inteligencia superior o por encima del resto de los que debaten en las redes.
Otros de histérica reacción inicial, ahora cautamente guardan silencio o matizan sus planteamientos tal vez pensando salvar la honrilla. Alguien en las redes manifestaba su esperanza de que rectificaran públicamente su conducta, no ha ocurrido son demasiado soberbios para reconocer su “equivoco” o sencillamente prefieren callar para no desdecir lo que a conciencia expresaron sabiendo que no era cierto.
Estos necios cuyo egocentrismo y vanidad los llevan a creerse con la facultad de hablar a nombre del pueblo son los que se arrepienten aunque digan lo contrario de haberse mostrado como revolucionarios alguna vez. Cada día su discurso e intereses se alejan más de los de ese al que dicen defender.
Pueblo que al contrario de ellos: No reniega ni se arrepiente de su obra, no busca excusas para justificar el haberla erigido, no cesa de crear porque sigue creyendo en ella, no se contradice ni practica el equilibrismo político, sigue cantando a su Revolución con orgullo y sin miedos a derrotas que nunca sobrevendrán.
En la conducta de estos que pretenden erigirse en paradigmas de la lucha por los derechos de la comunidad LGBTI hay mucha hipocresía, oportunismo y falsa preocupación por los destinos de la revolución.
Quien verdaderamente ha liderado la lucha contra la Homofobia y la Transfobia y por el reconocimiento de los derechos de las personas que integran la comunidad LGBTI ha sido el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) cuyos principales directivos no se lanzaron irresponsablemente a las redes a cuestionar la decisión tomada. Se informaron, comprendieron su necesidad y la apoyaron. Depositaron su confianza en las instituciones de la Revolución, no en la palabra manipuladora del enemigo.
En mi opinión quien coincide con el adversario, le da su crédito, escandaliza en su favor, no cree en las instituciones estatales, demerita su actuación, pronostica un futuro incierto para la Revolución, no puede ser revolucionario. Máxime si este tipo de comportamiento coincide con momentos de peligro para la patria como los actuales.
Nuestros adversarios siempre tratarán de manipular a todo el que puedan en su ofensiva contra la Revolución Cubana y el intento de esta marcha iba ha ser aprovechada para un nuevo show mediático contra la isla. Es una lástima que en más de 60 años no hayan aprendido las lecciones.Desde lejos no se puede percibir como pensamos y actúamos día a día los que estamos en la calle a pie y no tenemos nada más que nuestra ideológia, no sigan pensando que el dinero y el bienestar lo es todo en la vida, los pobres disfrutamos de otros valores que muchos desconocen.