Por: Ileana González.
“El futuro de nuestra patria será un eterno Baragua”.
Fidel
Los norteamericanos llaman eufemísticamente “daños colaterales” a las víctimas inocentes de sus bombardeos y guerras imperialistas, Donald Trump con su bombardeo de mentiras, ofensas y tergiversaciones de la verdad que constituyó su discurso contra el pueblo de Cuba, causó daños colaterales, realmente imprevistos para él, afectando a sus nada inocentes correligionarios centristas, al generar una radicalización de las posiciones revolucionarias, que desmiente las evaluaciones superficiales y prejuiciadas de estos, sobre la realidad de la sociedad cubana, y los aísla en el espectro político de nuestra patria.
Y es que Trump los sorprende en medio de veleidosos sueños y afirmaciones sobre las tendencias y posible evolución del pensamiento político en Cuba, principalmente de los jóvenes y el estado actual de nuestro proyecto social, sus apreciaciones de una sociedad cada vez más despolitizada, centrada en intereses personales, con una mayoría dispuesta emigrar, ante una Revolución decadente, los hacían delirar de optimismo sobre el posible triunfo de sus ideas socialdemócratas, y en ese momento de delirium tremens, el presidente imperial lanza sus diatribas contra Cuba, anuncia un cambio de política y se alinea con la más rancia derecha de Miami, sin proponérselo les desmonta el escenario
El pueblo reacciona con dignidad, rechaza la injerencia, la ofensa y desprecia a los entreguistas que acompañan al orate, muestra la cara que se empeñan en ocultar o caricaturizar, la de su esencia revolucionaria, de sus entrañas humildes brota la verdad de su adhesión a las ideas socialistas, los jóvenes enardecidos fijan su posición de principios, destruyen mitos y estereotipos, fabricados para confundir, la patria los contempla orgullosa, la Revolución Socialista de los humildes por los humildes y para los humildes, está viva y vigorosa, no está feneciendo, sus cobardes detractores jamás la podrán transformar en una de colores.
El enemigo aprecia la situación de sus caballitos de Troya, y los anima a hacer, lo que mejor saben, fingir, pero ni diciéndoles el amo que lo ataquen con espadas de caucho, se atreven a mucho, balbucean reproches, dan un aparente y tímido vuelco a su discurso político en busca de la autentificación y la aceptación, pero su descredito es irreversible, se ahogan en su propia ignominia
Nunca olvidaremos sus viajes a los EE.UU. pagados por esa potencia, a debatir los problemas de Cuba, ni sus artículos injuriosos contra la dirección del país, ni sus asistencias a eventos de la derecha internacional, ni lo que cobran por torcer sus plumas, tampoco borraremos de nuestras mentes sus incitaciones al desaliento, sus intentos de sembrar la incertidumbre y la confusión, sus esfuerzos por invisibilizar los efectos del bloqueo, sus ataques a las instituciones estatales y su silencio ante los problemas del sector privado, sus propuestas de medidas de solapado corte neoliberal, sus múltiples coqueteos con el enemigo, por eso nunca los vamos aceptar en nuestras filas.
No es una posición extremista o dogmática, ni responde a una falta de visión política sobre la necesidad de la unidad, es la evaluación objetiva de las consecuencias de ser transigentes en cuestiones de principios, que deben ser inviolables, un reciente artículo centrista, planteaba que si no se mediaba en los conflictos de la izquierda se avanzaría hacia la despolitización, es una mentira a través de la cual tratan de intrigar y fomentar la división, no existen conflictos dentro de las fuerzas revolucionarias, lo que si existe es la confrontación de las ideas socialistas que estas defienden con las socialdemócratas que ellos profesan.
Los principales exponentes del centrismo de una forma u otra han manifestado sus ambiciones de poder, algunos han dicho que aspiran a ser presidentes de Cuba, algo imposible, entre otras cosas porque en nuestro país no existe un sistema presidencialista, además de tener avidez política, ignorantes, estas presunciones son el caldo de cultivo del sectarismo, sería tonto darle el visto bueno a los que llevan este virus en su sangre, y que seguramente querrían entregar nuestra soberanía al poderoso vecino que les paga.
Los reto a quitarse los disfraces, a asumir su militancia socialdemócrata, a dejar el doblez, clarificar sus oscuros ingresos, abandonar la mentira que viven de sus ahorros, a decir quienes les pagan sus viajes, a reconocer sus vínculos con instituciones que practican la subversión político ideológica contra Cuba, en fin, a decir la verdad.
Nadie les niega su derecho hablar, pero deben ejercerlo desde sus posiciones, no invocando las nuestras, la Revolución cubana no necesita que renegados a sueldo de su enemigo la defiendan, por eso les respondemos con las palabras del Titan de Bronce a Martínez Campo en Magos de Baragua, “No nos entendemos”.
La Revolución no se lleva en los labios para vivir de ella, se lleva en el corazón para morir por ella.
Che.