Por: Marco Velázquez Cristo.
La “hipersensibilidad” de los “compañeros de la izquierda” del patio los lleva a un estado de paranoia ridículo. Ya hable de la molestia de algunos por no ser incluidos en una lista que se publicó sobre los sitios que, de una forma u otra responden directa o indirectamente a la contrarrevolución o le hacen el juego por diversos motivos, séanse personales, afinidades ideológicas, etc.
Pero ahora vinculan la publicación de dicha lista con el bloqueo que experimentaron algunos sitios “independientes” y varios institucionales, piensan que fue un experimento del Estado para medir las reacciones de lo que denominan un sector sin definir (infiero que se refieran a ellos mismos).
Hay que estar muy prejuiciado y tener un pésimo concepto de la ética de actuación del Estado cubano para concebir semejante falacia.
La lista, se ha expuesto que fue publicada para que los que carecen del dominio de los sitios que adversan a la revolución cubana puedan identificarlos y cuando los lean conozcan sus características y estén en condiciones de hacer una valoración más objetiva de sus publicaciones.
Los aludidos no se han mostrado ofendidos, han callado o solo murmurado alguna inconformidad. Saben que se ganaron el puesto por “méritos” propios.
No se incurre en un error ideológico como plantea alguno por ahí, virar la cara ante la postura abiertamente hostil hacia la Revolución de esos sitios si sería cometerlo. Pero además, los “independientes” han confeccionado listas de los sitios que denominan oficialistas (nos incluyen y nos honran con ello) y amenazado con conformar fichas a los que los rebaten. Entonces cual es la molestia.
Como dijo el apóstol: ¿Y por qué no se ha de usar de la tribuna para decir en ella una verdad útil, aunque no sea estrechamente pertinente al objeto del debate?
En cuanto al bloqueo parcial o total de algunos sitios “independientes” y otros estatales puede haber ocurrido por problemas técnicos no causados intencionalmente por Cuba o generados deliberadamente desde el exterior.
Se olvidan los paranoicos de la “izquierda progresista” de los antecedentes que existen sobre eventos de esta naturaleza provocados desde fuera.
Dos ejemplos:
Bloqueo realizado por Twitter de las cuentas de periodistas, sitios, versiones digitales de medios de comunicación cubanos, así como las de otros internautas de la isla, en momentos en que el entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Miguel Díaz Canel se aprestaba a informar a la opinión pública nacional e internacional sobre las problemáticas que se estaban confrontando con los suministros de combustibles y las afectaciones que estas traerían.
Otro, a las PC de varios internautas que se mostraban activos en la búsqueda de una solución negociada y explicaban las resoluciones del MINCOM en el conocido caso de SNet; sospechosamente sus relojes “se les atrasaron” en los momentos de mayor intensidad de los debates, impidiendo su acceso a los sitios donde estos se producían. Según refirieron los afectados, inexplicablemente no podían solucionar un problema que en condiciones normales resulta fácil de erradicar y que desapareció de manera súbita, tal y como se había iniciado. Pensar en casualidad o detalles de falta de sincronización sería de un infantilismo irracional.
Pudiera situar otros, pero no lo creo necesario, no estoy tratando de convencer a los inconvencibles, sino de explicar a los lectores imparciales que estos están permeados de una patológica aversión hacia el Estado cubano que les dificulta o los priva de la capacidad de evaluar con objetividad las cosas que les ocurren.
Tal es su grado de predisposición que, la mera desconexión casual del cable de acceso a internet, molestó tanto a uno de ellos que, puso a sus seguidores en estado de “máxima alerta” pensando que era intencional. Un hecho ilustrativo de hasta donde los puede llevar la paranoia que sufren.
En este contexto no faltan los “eruditos” que relacionan lo ocurrido con la teoría del muelle y la hipótesis de “la espiral del silencio” en fin el mar, pero el mar de dislates.
Brevemente, la teoría de “la espiral del silencio” expuesta por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, en esencia describe la tendencia que muestran las personas a no exponer públicamente sus opiniones cuando son conscientes de que estas no son mayoritarias. Ni aun con la arbitraria y falaz relación que tratan de establecer entre los dos eventos pueden adaptarla a estos.
Si se sienten en minoría por sus posiciones ambiguas y con puntos de coincidencia con la contrarrevolución tradicional aciertan, y si están conscientes que generan rechazo en la inmensa mayoría del pueblo cubano y eso los cohíbe, entonces deben comprender que un soberano educado y conocedor de lo que ha logrado con el socialismo como el nuestro no puede estar equivocado.
Antes campeaban por su respeto en las redes sociales, linchaban a los revolucionarios, los acorralaban y auguraban que cuando el pueblo tuviera más acceso a ellas su respaldo a sus propuestas y posiciones sería unánime. Eso lo decía entre otros, un antiético “periodista” “héroe” de los “alternativos” que por demás se burlaba de los que discrepaban de él llamándolos “mi club de fans”.
Pero cuando se incrementó la presencia de los cubanos en las redes, la correlación de fuerzas cambió, para su sorpresa y la de sus similares, a favor de los revolucionarios. Ya no podían, ni pueden hacer lo mismo. Él puso pies en polvorosa y como ahora hacen los que dejó compungidos detrás, y que de vez en cuando le dedican un emocionado recuerdo, partió culpando de todo al Estado, sin reconocer las verdaderas causas de su adiós. Qué pena todavía lo lloran.
Del símil que hacen con la teoría del muelle no voy hablar, es una tontería. No vale la pena aburrir a los lectores demostrando lo absurdo de un absurdo. En definitiva Newton decía que, solo se pueden entender las cosas que son ciertas. Además por respeto a Hooke y haciéndole caso a Carnot, hablo poco de lo que se y nada de lo que ignoro.
Resumiendo: Nadie los intenta callar. Si quieren hablar, hablen, pero no pidan silencio del lado de acá.
El apóstol: “Por el amor se ve. Con el amor se ve. El amor es quien ve. Espíritu sin amor, no puede ver”. Su sentencia: “Que se marque al que no ame, para que la pena lo convierta”.
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