Cuba: La «brillante» trayectoria y la «inmaculada» ética de un “leal” ex diplomático

Por: Marco Velázquez Cristo.

El vanidoso mira su nombre; y el hombre honrado a la patria
José Martí
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La publicación de trayectorias en algunos sitios de la blogosfera cubana se ha utilizado con la pretensión de dar credibilidad a lo que plantean los que en ellas se hacen visibles, frenar las críticas hacia estos y un poco que meterles miedo a sus adversarios. Cada vez que se responde o censura a una de estas “prominentes” figuras, casi infaliblemente se recibirá de vuelta su trayectoria, como diciéndote, “mira con quien te estas metiendo, fíjate quienes lo conocen y aprecian, cuidado con lo que le dices”.

Ante la carencia de argumentos para rebatir los cuestionamientos que se les hacen esa es la forma “ética” que encuentran para responder; la cual en vez de miedo da risa.

En agosto de 2017 publicamos un post titulado «Cuba: Reclamos de publicidad y publicación de trayectorias ¿Para qué?» , en él censurábamos ese tipo de pretensiones.

En aquella ocasión recibimos para su estudio el “rutilante” currículo de Humberto Pérez y ahora el de Carlos Alzugaray.

El último describe su andar por la vida como un poema épico, según él corrió los más grandes riesgos, tuvo las actitudes más valientes, se movía por las calles de Buenos Aires desafiando la muerte como un súper héroe admirado y querido por todos. Llegó a Canadá a deshacer entuertos; en fin, un «Quijote» en el que se concentraban los Siete Magníficos. Me limito a decir que, no todos los que lo conocieron y lo conocen tienen esa opinión de él.

El que se alaba a sí mismo siempre encuentra quien se ría de él, lo cual no es cómico sino trágico.
Publio Siro
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Aclaro que, la trayectoria deja de ser gloriosa o meritoria si la incoherencia hace presa de quien blasona de ella. No es como un sello de calidad infalible y eterno, solo es válida cuando se conservan de por vida los valores y principios que en su momento caracterizaron el actuar de quien la fue trazando. De otra manera la gloria se convierte en ignominia y el crédito desaparece.

En el transcurso de la Revolución han tenido que ser sancionados a severas penas por haber traicionado a la patria otros que, en su momento tuvieron muchos más méritos que quien nos ocupa.

En un pueblo de héroes es ridículo y presuntuoso andar pavoneándose de poseer méritos. La humildad es una cualidad que debe estar presente en todo revolucionario. La vanidad, el egocentrismo, la autosuficiencia, la arrogancia y el afán de protagonismo son incompatibles con esa condición a la cual el Che definió como el escalón más alto de la especie humana.

Fidel un gigante de la ética y la coherencia, de inconmensurables méritos acumulados, jamás alardeó de ellos por el contrario, hizo suya la máxima martiana de que, «toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz«.
Sin embargo, Alzugaray y comparsa cuyas «glorias» enlodadas (por ellos mismos) caben en su conjunto en un átomo y sobran las tres cuartas partes del mismo, se empeñan en hacerlas visibles y centelleantes. Que poco han aprendido de Fidel.

El “leal” ex diplomático con increíble buena memoria detalla conversaciones y hechos. Sin embargo, sorprendentemente “no recuerda” los motivos por los cuales no fue aceptado en el PCC en la primera ocasión en que se le procesó para su ingreso al mismo.

¿Puede un revolucionario olvidar algo así?, naturalmente que no, pero un “revolucionario difícil» que es como él se autodefine obviamente sí. Entonces lo correcto sería decir que es difícil que él sea revolucionario.

Afirma que el dúo que lo volvió a procesar le señaló entre otras cosas que él no entendía la política del partido sobre los homosexuales y cuando indagó sobre la misma le dijeron que no existía.

Indudablemente absurdo y falso es lo que expresa. Todos sabemos lo polémico del tema por eso hábilmente lo trae a colación. Intenta aprovechar la actualidad que ha cobrado en el debate del Proyecto de Constitución para presentarse como abanderado de la lucha contra la homofobia. Mayor hipocresía y procacidad no se pueden concebir.

No estoy difamando, sustento mis opiniones en cuestionables manifestaciones del proceder de Alzugaray como las ya vistas sobre sus «revelaciones» respecto a la supuesta responsabilidad de Cuba en que la Unión Europea adoptara la llamada Posición Común y la «posibilidad» de haber evitado el derribo de las dos avionetas de la organización contrarrevolucionaria «Hermanos al Rescate».

A lo anterior se debe adicionar lo siguiente: Es conocido el hecho de la desaparición de dos diplomáticos cubanos en Argentina. En el documental «Más allá del dolor» se narra detalladamente a partir de una rigurosa investigación todo lo relacionado con el mismo.

Ninguno de los entrevistados entre los que se incluyen funcionarios de la embajada cubana en Argentina en aquel entonces, familiares de los desaparecidos y dos represores argentinos, plantea que fueran miembros de las Tropas Especiales cubanas. Tampoco los investigadores que aparecen en el audiovisual hace alusión a esto. Sin embargo, Carlos Alzugaray como papagayo exaltado los cataloga una y otra vez como tales. Si las autoridades de nuestro país nunca se han referido a los compañeros desaparecidos de esa manera, ¿Qué facultad tiene este ególatra antiético en busca de reconocimiento para hacerlo? Ninguna. Es despreciable lo que hace.

El que es leal eleva su mirada con humildad, y el que es desleal, con soberbia.
Ramón Llull
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El represor argentino Eduardo Alfredo Ruffo, alias «Zapato» quien participó en la tortura de los dos cubanos manifestó en agosto del 2004 a investigadores de la isla: «La idea (…) era sacarles información (…) también existía la posibilidad de la colaboración a cambio de la vida. Si tenían algún secreto se lo llevaron con ellos eran muy testarudos, aguantaron hasta el final, no se quebraron…»

Cuanta lealtad a la patria, a Fidel a nuestro pueblo, sus cobardes torturadores no pudieron sacarle ni una sola información de interés, esa encomiable conducta hace aún más censurable la del “leal” ex diplomático.

Ahora pregunto a los que afirman defender la Revolución con una ética y una estética diferente a la nuestra, ¿Es ético y de patriota lo hecho por quién publican?

Lo dejo hasta aquí, como dijo Chávez, por ahora.

Parafraseando a Ugo Foscolo: El recurso final del hombre cuyos valores se han destruido es el delito.

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