Por: PostCuba.
El 26 de julio fecha de la rebeldía nacional, no es una efeméride más, ese día de 1953 renació el apóstol, en los cuerpos de los que cayeron, de los que sobrevivieron y en el alma de la nación.
Muchas veces contextualizados en los momentos actuales, no apreciamos toda la grandeza de la hazaña de los que intervinieron en aquel hecho, la madurez política, el sentido del momento histórico, la convicción profunda que no existe fuerza capaz de aplastar la fuerza de la razón y las ideas, de aquellos jóvenes que se lanzaron a la conquista de la alborada.
Fidel iba a cumplir 27 años, y planificó y ejecutó la acción como un avezado estratega, no había formulado su concepto de Revolución, pero su decisión de asaltar el Moncada demuestra que lo llevaba en el alma, junto a las ideas del maestro.
Los que lo acompañaron legaron para la posteridad, el altruismo de su ejemplo insuperable de dar la vida por la libertad y el decoro de la patria, eran muy jóvenes, sin embargo, supieron comprender la necesidad del sacrificio y tuvieron el valor necesario para enfrentarlo.
Hoy cuando la obra regada y fertilizada con su sangre, la de otros que cayeron en el largo y difícil camino hacia la victoria, y la de los que después del triunfo también ofrendaron sus vidas por ella, es objeto de los ataques enemigos y la acción de seudorevolucionarios, que pretenden cambiarle su esencia socialista, para llevarla a una socialdemocracia, los que tenemos claro el rumbo, guiados por el legado de Fidel y de todos los que han caído desde Yara hasta hoy, tenemos el deber y la obligación de defenderla y nunca olvidar la sangre que en Cuba se derramó, por lo que hoy disfrutamos.
Estemos como aquellos que aquel amanecer salieron a tomar el cielo por asalto, dispuestos a darlo todo, incluso la vida, por preservar la patria digna que nuestros antecesores nos ganaron de pie y rechacemos con hidalguía los llamados a cuestionar lo que ellos con nobleza y desinterés hicieron por todos nosotros.
Gloria eterna a los héroes y mártires de la patria.
Viva la Revolución socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes.
Viva nuestro invicto Comandante en Jefe.
Hasta la victoria siempre.