Tomado del Facebook de Carlos Aristides Luque
Debemos buscar el consenso, el consenso revolucionario, no el tibio consenso de la moderación, por donde se cuelan las concesiones, pero no debemos olvidar que el consenso debe buscarse mediante la crítica martiana, un legado de sabiduría que también nos dejó el martiano Retamar al responder a las insinuaciones de un entrevistador: “En el muy citado discurso de Fidel que se publicó con el título «Palabras a los intelectuales», él pronunció la famosa frase «dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada». Entiendo que dentro de la Revolución se incluye la crítica hecha a medidas o aspectos que no parezcan positivos si tal crítica es ejercida por los propios revolucionarios. Es lo que Martí se adelantó a decir cuando postuló que la crítica que es la salud implica un solo pecho y una sola mente.
Sería absurdo confundir la crítica dentro de la Revolución con la que se hace contra la Revolución.”
Hay que tener en cuenta que algunos que se presentan como revolucionarios (los neo), prácticamente atacaban desde un tiempo a esta parte, cada iniciativa gubernamental, llegando a cuestionar principios mismos partidistas, o llamando, con ciertas propuestas, a debilitar nuestro sistema electoral y las bases del poder político en que se sostiene al poder presidencial.
¿Por qué entonces, sin tener en cuenta esa contradicción, cantan loas sólo al Presidente y no por ejemplo en nombre del Partido y la Revolución?
Yo creo que buscan hallar una cobertura de legitimación a sus propuestas y con ello a la vez propagan la idea de que existiera una especie de cisma y contradicción entre lo que la acción presidencial va realizando y proponiendo y los principios que sostienen su actividad política, que son los del Partido como fuerza política dirigente de la Revolución. Cuando el Presidente habla lo hace en nombre de un poder político colegiado, partidista, y como lo hizo en el discurso del 26, remitido a los principios y la obra de la generación histórica…Debemos buscar el consenso pero teniendo muy en cuenta el saldo posible de la lucha ideológica y que en política lo real no suele ser siempre lo más visible, recordando nuevamente a Martí.
La óptica «presidencialista» de esos neorrevolucionarios los llevará, apenas caigan en la cuenta de que sus aspiraciones no sean satisfechas, a manifestarse con más decepcionada virulencia o con el mismo desencanto…