Por: Marco Velázquez Cristo.
Leyendo un artículo en el sitio El Joven Cubano me percato que, estaban respondiendo a Alina Bárbara López Hernández quien había escrito un post cuestionando a la UJC entre otras cosas, la utilización de una réplica en miniatura de la cuna que arropó al Comandante en Jefe como símbolo de continuidad de la Revolución cubana.
La autora de tal desatino se circunscribe al significado digamos que académico de la palabra cuna, ignorando que la misma ha sido utilizada en múltiples ocasiones para definir momentos, lugares, etc. que, han signado el inicio de acaecimientos relevantes que han marcado la historia de la humanidad o de un país.
Algunos ejemplos sobre lo que hemos planteado:
La Unesco en 1999 declaró como Patrimonio de la Humanidad, un conjunto de yacimientos paleontológicos y arqueológicos ubicados al noroeste de Johannesburgo, Sudáfrica, los cuales son considerados la Cuna de la Humanidad.
A la ciudad de Santiago de Cuba se le llama Cuna de la Revolución por sus tradiciones de lucha y los acontecimientos relevantes de nuestra historia que han ocurrido en ella, entre ellos el asalto al Cuartel Moncada, el alzamiento del 30 de noviembre, la entrada triunfal de Fidel el 1ro de enero de 1959 y la salida desde allí de la Caravana de la Libertad.
La ciudad del periodo preclásico tardío Maya El Mirador, localizada al norte de Petén, en Guatemala, es considerada la Cuna de dicha civilización.
No creo necesario continuar ejemplificando al respecto. Los yerros de la intelectual, habituales por cierto, quedan claros.
Simbolismo de la Cuna del Comandante en Jefe.
Como es conocido e infiero debe conocer la “ilustrada academica” la Revolución cubana es una sola desde La Demajagua de Carlos Manuel de Céspedes hasta nuestros días en que seguimos en revolución. José Martí nuestro héroe nacional es uno de los paradigmas de las luchas por la independencia de la patria. Fidel su mejor discípulo y continuador de sus ideas se lanzó al Asalto del Moncada, a la lucha en la Sierra Maestra y al desarrollo de la revolución triunfante con esas ideas como guía de acción.
Entonces, en la cuna que pretende la “intelectual” despojar de cualquier simbolismo nació un continuador de aquella revolución iniciada por Carlos Manuel de Céspedes, brillantemente reorganizada y vuelta a echar a andar por el apóstol, del cual Fidel fue su más fiel seguidor. Por lo tanto a esa Cuna si se le puede porque lo tiene, atribuirsele el valor simbólico de continuidad. El ser acreedor de su réplica significa además de un honor, el compromiso de continuar desarrollando las ideas del que en la original nació.
Espero poder haber ayudado como en otras ocasiones a la “docta filosofa” a enmendar sus errores.
Nota: Me he tomado todas las licencias que entendí necesario en cuanto a la ubicación de los puntos, las comas y la utilización de mayúsculas.